Por Francisco Martirena

Muy por encima de la inflación general, los medicamentos ya aumentaron 38% en el primer semestre, al tiempo que las compras de la población se derrumbaron un 13,8% interanual en junio, la peor caída en lo que va del año.

Fuentes del sector farmacéutico revelaron a que «junio fue el peor mes del año, con una caída en las compras de medicamentos de 13,8% y un aumento de remedios de 5,1%». La magnitud de la crisis se reflejó en el cierre de 74 farmacias que hubo desde enero, lo que implicó una pérdida de empleo superior a las 800 personas.

«En junio del año pasado, se habían comercializado cincuenta millones de unidades (de medicamentos) y ahora fueron 43,5 millones», indicaron desde el segmento empresarial. Las mayores bajas se observan en antihipertensivos o medicamentos para enfermedades crónicas, mientras que por el deterioro en el poder adquisitivo, subió el consumo de ansiolíticos y antidepresivos.

En Buenos Aires, la baja en la adquisición de remedios no es solamente en farmacias, sino también en las compras mayoristas de hospitales públicos y clínicas.

En tanto, la venta libre de productos, que incluye a los supermercados, también notó la baja. Las remarcaciones se vuelven más elocuentes cuando la comparación es entre diciembre de 2015 y enero de 2019. Los analgésicos subieron un 733%; ansiolíticos, 705%; antiácidos, 686%; antihipertensivos, 658%; vitamínicos, 642%; y antibióticos, 406%.

El Colegio Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital Federal expresó recientemente que «los farmacéuticos hemos manifestado nuestra preocupación, ya que se podría producir la interrupción de tratamientos de enfermedades crónicas por parte de los pacientes». A su vez, el secretario general del sindicato, Marcelo Peretta, analizó que «la irracionalidad de los precios es un grave problema de salud pública. Todo quedó librado al mercado y los grandes laboratorios aumentan lo que quieren».

En ese sentido, un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda puso énfasis en que la situación del mercado argentino «constituye un claro factor de perjuicio para un estrato de la población como los adultos mayores».

print