En la noche de este martes, Elisa Carrió buscó reivindicarse luego que se conociera el malestar de un mozo de La Plata por una propina de «cinco pesos y monedas» que había dejado la espada de Cambiemos hace un año. Fue tras los dichos de la diputada que pidió a la clase media y media alta que «deje propina y haga la changa», una salida muy original a la crisis económica generalizada y autoinflingida por las políticas económicas de su gobierno.

Sin ponerse colorada, lanzó una serie de tuits donde se la pudo ver comiendo un sabroso bife de chorizo -afortunada Carrió, pocos pueden darse ese lujo- y luego dejando una propina de $100 pesos. Es cierto, se sacó la foto actuando el momento de entregarla, aunque cueste creerlo.

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En ese marco aprovechó para lanzar mensajes irónicos hacia el interior de su alianza política. Sucede que mientras la «fiscal de la República» cenaba esa suculenta porción de carne roja, el presidente Mauricio Macri y sus principales ministros se rompían la cabeza para bajar tensión con la UCR, principal socio del PRO, y gran abandonados dentro de Cambiemos.

En el espoacio que alguna vez lideró Raúl Alfonsin todavía están digiriendo los ataques de la lider de la Coalición Cívica, que en en un encuentro se jacto de «manejarlos desde afuera», además de asegurar que en las próximas elecciones ellos harán lo que se les indique. Una falta de respeto superlativa a una fuerza centenaria, que pese a haber entregado en bandeja toda su historia a la derecha macrista, fue clave en la llegada de Cambiemos al poder.

No es menor el hecho de que la crisis generada en la coalición gobernante se había generado en gran medida por las críticas de la propia Carrió. Justo cuando el Gobierno intenta cerrar filas con sus aliados para luego avanzar en la discusión por el Presupuesto con el peronismo.

En medio de la reunión en Olivos, Peña le recordó a sus pares «tener cuidado y no decir cosas por más que sean chistes”.

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