Julián Moreno y Roberto Ratti de APYME

A horas del Día de la Industria Nacional, la entidad PyME que nuclea a más de 10 mil empresarios del sector, volvió a insistir con el maquillaje que realiza el gobierno a la crisis generalizada de la economía. Con números que no se condicen con la realidad, el gobierno construye un relato de cara a las elecciones de octubre y compara engañosamente el resultado del primer semestre de este año contra el los índices del 2016, donde la actividad toco fondo y no contra el 2015, cuando todavía se sostenía el mercado, el salario y el consumo de la productos nacionales.

Según detalló la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios, los datos oficiales de la actividad industrial -exhibidos por el gobierno- reflejan un crecimiento del 6,6 por ciento en julio respecto de igual mes del año pasado. Pero, aunque se pretenda ver en esta cifra una “consolidación del crecimiento económico”, en verdad sólo refleja un tibio rebote luego más de un año de caída industrial, sin alcanzar aún los niveles de 2015.

La disminución de la demanda energética es una señal de este proceso. Tampoco repunta el empleo; en un año la industria expulsó 33.000 trabajadores formales. El déficit de la balanza comercial es récord: en los primeros siete meses de 2017, llegó a 3.428 millones de dólares.

Los sectores que pesan en los mencionados índices de “recuperación” no son Pymes ni “emprendedores”, sino las grandes corporaciones, el complejo agropecuario, las automotrices y segmentos de la construcción beneficiados por la obra pública en el marco electoral, focalizada en determinados distritos.

Hay rubros industriales enteros, con gran incidencia Pyme, que están lejos de sentir el repunte, y difícilmente les llegue con las actuales políticas. Son decenas de miles las empresas damnificadas por la caída de la demanda interna, los tarifazos, las importaciones indiscriminadas, la falta de financiamiento y la inequidad de la política tributaria. Estas empresas no pueden ser puestas en el mismo plano que las grandes corporaciones, que se adaptan al “cambio” despidiendo y suspendiendo masivamente personal. Por el contrario, ante la emergencia las Pymes se ven forzadas a cerrar sus puertas junto con los trabajadores.

La industria nacional sólo puede crecer bajo una visión estratégica que contemple el crecimiento del conjunto del entramado productivo y las economías regionales.

En lugar de eso, las medidas tomadas hasta ahora por el Gobierno privilegian la transferencia de recursos hacia sectores concentrados y fuertemente extranjerizados, en desmedro de la industria nacional sustitutiva y el desarrollo científico y técnico local. Por experiencia histórica, los empresarios Pymes sabemos que un modelo de país basado sobre la extracción de recursos naturales, la especulación financiera, el sobreendeudamiento y la salida de capitales no es compatible con el desarrollo industrial autónomo ni con la generación de empleo genuino.

En este Día de la Industria APYME hace un llamado a todos los sectores para debatir los lineamientos de un verdadero proceso de industrialización, impulsado por la concurrencia de las Pymes, el empresariado nacional, los trabajadores y un Estado activo que promueva un crecimiento justo y sustentable, integrado regionalmente, con un mercado interno fuerte y exportaciones que agreguen valor, único modo de que acudan al país las inversiones genuinas que hoy escasean en el marco de un sistema global en crisis.

APYME reafirma sus principios fundamentales: el desarrollo de las Pymes, la industria y la producción nacional como motores de la generación de empleo genuino y de un crecimiento equitativo con justicia social.

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