En el marco de la crisis económica y social generada por la pandemia, el Estado hace denodados esfuerzos fiscales por sostener la actividad a la espera que se reactive, un poco en principio- la rueda de la economía. No escapa a cualquier observador que faltan meses para volver a algo parecido a la normalidad, parecido, porque ya no será lo mismo y tanto el mercado productivo como el laboral tendrán que encontrar formas ingeniosas para reconvertirse en lo que ya se vislumbra como una «nueva normalidad».

Sin embargo, en rio revuelto… ganan los más vivos. Esta semana se conoció que la firma más importante y grande de la Argentina, Techint de Paolo Rocca, recibió ayuda del Estado vía el programa ATP de Asistencia al Trabajo y la Producción, una gran herramienta puesta al servicio de las pymes para no tener que despedir empleados. El programa, entre otras cosas, estipula el pago del 50% del salario de la nómina hasta dos sueldos mínimos. La noticia en si misma es una provocación de proporciones teniendo en cuenta que se trata de una de las firmas de mayor proyección internacional, pero que además, ni bien inició la cuarentena despidió a 1450 trabajadores de una de sus empresas, Techint Construcciones. Ahora, lo que realmente irrita es que, según publicó el portal El Destape, la compañía utilizo esos fondos públicos para pagarle el sueldo al CEO Carlos Eduardo Bacheé, encargado de despedir a esa enorme masa de empleados. El artículo del sitio que conduce el periodista Roberto Navarro habla además de otros diez altos directivos de la empresa beneficiados por cobros de la Anses. 

Sobre el filo del fin de semana se supo que además de Techint, Clarín también recibió el beneficio. Ambos holdings forman parte de AEA(Asociación Empresaria Argentina), entidad que sistemáticamente puso palos en la rueda a los gobiernos nacionales y populares y que semanas atrás cuestionó la extensión de la cuarentena y la estrategia del gobierno nacional en la renegociación de la deuda con acreedores externos.

Si bien el gobierno restringió las operaciones financieras que pueden hacer mega compañías de este calibre, como fugar divisas, resulta cuento menos provocador que recibían fondos públicos para pagar salarios cuando es sabido que cuentan con el capital suficiente para afrontar la crisis y que en los cuatro años de macrismo llenaron sus cajas de dólares que hoy no están y forman parte del pasivo que debe afrontar el estado. Ambas firmas son poseedoras de títulos argentinos y ganaron millones con ellos.

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