Una nota de la Agencia Nacional de Noticias Télam, controlada por el inefable destructor de medios públicos, Hernán Lombardi, que despidió a 354 trabajadores de planta, entre ellos reconocidos periodistas, publicó una nota claramente operada para volver a instalar el «asesinato del fiscal» en la agenda pública.

La agencias estatal, que sostuvo que los despidos perseguían la objetividad de «la noble tarea periodística», vuelve a mostrar la mentira de sus directivos y del conductor del vaciamiento, Hernán Lombardi.

Según afirma en su engañoso título, el fiscal que investigaba el atentado a la AMIA fue asesinado, aunque no se conoce cómo ni por por quién. «Caso Nisman, un asesinato probado por la Justicia que aún no encontró victimarios ni culpables».

La nota, firmada por el jefe de política de la agencia estatal, Ricardo Ríos sostiene que «la Justicia argentina afirma haber probado que el fiscal fue asesinado como consecuencia de su denuncia por encubrimiento del atentado a la AMIA».

El escueto cable de Télam se sostiene sólo en la palabra de un camarista, basada en la investigación de la causa. Pero no dice la verdad.

El caso está en etapa de instrucción, y casi a la fuerza el juez Ercolini apoya la cuestionada pericia de Gendarmería Nacional a cargo de Bullrich, quienes afirmaban que dos personas de alguna manera habrían matado a Nisman sin dejar huellas y lograron salir del baño dejando el cuerpo trabando la puerta desde adentro.

Sin embargo, una investigación exhaustiva del peridosita y abogado, Pablo Duggan, autor del libro “¿Quién mató a Nisman?”, no tiene dudas: fue suicidio.

“El homicidio de Nisman es una falsa noticia; por eso hace cuatro años que se está investigando y no se consiguió nada; no hay ninguna prueba de asesinato ni hay asesino”, remarcó Duggan en varias entrevistas.

Para Duggan, “la investigación del homicidio es un fracaso porque no fue un homicidio”. Y sostiene que lo que plasmó en el libro “es lo que dice el expediente», y los expedientes «siempre dicen la verdad”.

El periodista y abogado basó su trabajo en dos pericias que son las más importantes de la causa: la autopsia, refrendada por los catorce médicos forenses más importantes de la Argentina, y el estudio de las manchas de sangre.

Sobre la autopsia subrayó que «que no hay signo de que haya habido homicidio. Nisman no estaba golpeado, ni drogado, no tenía señales de que se haya querido defender o que alguien lo hubiese atado«, relató en una entrevista que brindó a Radio 2 de Rosario.

«Ahí tenés una pericia demoledora que dice que no intervino nadie más que Nisman”, insistió.

A la pericia de las manchas de sangre la consideró más contundente aún. Según explica, Nisman «estaba parado frente al espejo y la puerta cerrada (había gotas de sangre sobre la puerta y hacia las paredes), lo que demuestra que estaba solo, tomó el arma con las dos manos, se disparó frente al espejo y cayó para atrás”.

Mencionó también que “el arma quedó debajo del hombro izquierdo: lo que a nadie se le hubiera ocurrido para simular un suicidio”.

“No hay huella de que en ese baño haya estado otra persona. Es imposible que nadie haya estado allí sin pisar ni correr la sangre y que haya dejado el cadáver apoyado en la puerta. Ni David Copperfield lo puede hacer. El que dice que es homicidio es alguien que no quiere la verdad sino hacer política”, continuó Duggan.

Para el autor del libro más recomendado del caso, “acá el tema no es Nisman, acá la protagonista es Cristina Kirchner. El invento del asesinato tiene un solo objetivo: es político, no saber la verdad. Utilizan la muerte de Nisman para sacar a Cristina de la cancha”, rdetalló.

Finalmente aseguró que «Mi trabajo fue salir de la grieta y contar la verdad”, y descalificó la pericia de Gendarmería en la que se basa la teoría de que fue un homicidio: “Es un disparate, trucha; contraría a toda la lógica. Es una manipulación absoluta. Hasta médicos que creen que fue un asesinato dicen que es un mamarracho”, concluyó.

print