El Gobierno Nacional habla de un crecimiento ficticio en función de índices amañados que se comparan con un 2016 desastroso.

En un comunicado de prensa difundido por la Asamblea de Pequeños y Medianos empresarios (APYME), cuestionó los índices que difunde el gobierno para explicar un supuesto crecimiento en la actividad económica y productiva. Según analizaron, esos valores son el resultado de «un rebote» luego de un 2016 donde la caída fue superlativa y aún así la actividad productiva sigue en niveles inferiores a 2015.

En estos días el gobierno nacional está difundiendo índices de actividad que señalan algún grado de crecimiento económico durante los últimos meses. La Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME) advierte que estas “mejoras” constituyen sólo un rebote respecto del pozo de 2016 y están muy lejos de beneficiar al grueso de la producción y el consumo local, fuente de ingresos de las Pymes.

Según el INDEC, la actividad continúa un 1,1 %por debajo del registro del año 2015. Aun en la Construcción, un rubro favorecido por la obra pública preelectoral, el aumento del 13,2% respecto del año pasado es inferior en 5,5% respecto de 2015 y se perdieron 21.000 puestos de trabajo.

En tanto la producción del sedctor industrial, pese a la mejora interanual, aún está 5,3% debajo de las cifras oficiales de hace dos años. Hay rubros enteros como el calzado, textiles, línea blanca, madera, etc., lejos de cualquier señal de recuperación. Igual comportamiento se produce en actividades de servicios vinculadas con el consumo, como el comercio, hoteles y restaurantes, entre otros.

La caída promedio en las ventas es constante, consecuencia de un mercado interno destruido y la constante suba de importaciones.

Lejos de ganarle “por goleada” a la inflación -como sugirió el ministro de Finanzas, Nicolás Dujovne-, el poder adquisitivo de los trabajadores privados y estatales fue en julio un 7,5 por ciento menor al observado en noviembre de 2015. Durante los primeros 20 meses de la actual gestión el salario real mediano acumuló, en promedio, un retroceso del 6 por ciento.

La balanza comercial registró en julio un déficit de US$ 798 millones. El rojo en lo que va del año alcanza a US$ 3428 millones. La mayor parte de las importaciones corresponde a bienes de consumo que se producen localmente, lo cual perjudica de modo directo a sectores enteros de la industria y la actividad Pyme.

La cúpula de Apyme inauguró nueva sede en Mendoza
Juan José Sisca, Enrique Tarditi, Eduardo Fernández y Roberto Ratti Merchante.

Todo esto sucede en un marco de constantes aumentos tarifarios, que ya decretan la pobreza energética de gran parte de la población y la inviabilidad de miles de empresas. El aumento de combustibles, logística e insumos termina de asfixiar la rentabilidad de las Pymes. La política impositiva sigue sin tener en cuenta a estas empresas, que quedan mayormente fuera de los planes de facilidades.

En contraste, el sector financiero continúa en franca bonanza mediante la especulación con el valor del dólar y las Lebacs, con tasas de más del 26 % que hacen inviable la inversión productiva.

La caída de las inversiones extranjeras directas en nuestro país indica que el modelo actual no se basa sobre “lluvias de inversiones” sino sobre la extracción de recursos, la concentración económica y la especulación financiera. La deuda en moneda extranjera sigue creciendo en modo alarmante, a la par de la fuga de divisas. El cierre de EE.UU. a la entrada de biodiesel demuestra que las “relaciones carnales” no se traducen necesariamente en beneficios económicos.

En síntesis, APYME señala que la mayoría de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas y el trabajo nacional siguen al margen de una política que no los contempla; por este camino el “crecimiento” no llegará a todos, sino que seguirá beneficiando a una cúpula de grandes corporaciones en perjuicio del entramado productivo local. Son las mismas que en nombre del “republicanismo” no dudan en influir sobre las instituciones, en una actitud antidemocrática que demuestra sus verdaderos intereses, ajenos al bienestar del conjunto de los argentinos.

La entidad llama a no reproducir los falsos debates que esos grupos quieren imponer, como la flexibilización laboral y el “costo argentino”, que sólo contraponen entre sí a los sectores perjudicados por las actuales políticas. Es preciso en cambio conformar una agenda común del trabajo y la producción nacional para presentar en los distintos ámbitos de discusión de las políticas públicas, e impulsar el reconocimiento de la emergencia Pyme, productiva y social que afecta a la mayor parte de la población.

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