Tras la sospechosa aparición del cuerpo de Santiago Maldonado el martes anterior a las elecciones, tirado en el Río Chubut, a la vista de cualquier desprevenido y sin heridas visibles, se empezaron a tejer todo tipo de especulaciones para instalar que el kirchnerismo le quiso tirar un muerto al gobierno. Así, se operó el periodista militante para poner en la agenda la existencia de un supuesto Testigo E que habría cambiado su declaración y aportara la ubicación del cuerpo sin vida de Maldonado para luego reclamar la recompensa de 2 millones de pesos que ofrecía el Ejecutivo a quien contribuyera a encontrar al joven desaparecido luego de una brutal cacería perpetrada por gendarmería Nacional bajo las órdenes de Pablo Nocetti, jefe de Gabinete de Patricia Bullrich.
Desde el primer momento, el Gobierno nacional sembró pistas falsas, como la del “puestero de Epuyen”, introducida por Gonzalo Cané, secretario Coordinador de los Poderes Judiciales o la supuesta declaración del testigo E o el llamado misterioso que habría aportados datos claves. Lleral desmintió las versiones difundidas por algunos medios hegemónicos y avaladas por el Gobierno. “No declaró ningún testigo E ni de ninguna otra letra del abecedario. Tampoco recibí ningún dato certero para hacer el rastrillaje. Si hubiese tenido un dato certero no habría puesto en riesgo a los bomberos ni los prefectos, lo habría ido a buscar directamente”, aseveró Lleral de manera contundente al diario Página 12.
La resolución del rastrillaje se tomó, según precisó Lleral, en base a la recomendación de un prefecto. Esta decisión quedó plasmada en la resolución del magistrado firmada el 13 de octubre.