El viernes 26 de marzo de 1976, dos días después del golpe de Estado de la Junta Militar contra el gobierno de Isabel Martínez de Perón, en Washington se llevaba a cabo una reunión en el Departamento de Estado, encabezada por el Secretario de Estado, Henry Kissinger.
«Creo que es esperable también un incremento de la represión, probablemente un baño de sangre, en Argentina en el corto plazo. Creo que irán fuertemente no sólo contra los terroristas sino también contra los disidentes, sus sindicatos y sus partidos», le informaron a Kissinger ese día en el Departamento de Estado.
Luego de ser informado de los pormenores del golpe, Kissinger aseguró: «quiero alentarlos. No quiero dar la sensación de que están siendo acosados por Estados Unidos»:
La información consta en la desclasificación que realizó el gobierno de Clinton del Archivo de Seguridad Nacional, en el que participó Abuelas de Plaza de Mayo y la embajada argentina. De esa desclasificación no participó la CIA, el Departamento de Defensa y el FBI, las áreas del Estado que ahora sí entregarían la documentación, según lo acordado por el gobierno de Obama con el presidente argentino, Mauricio Macri.
Dos días después del golpe de estado de marzo del 76, veinte miembros del gobierno norteamericano debatieron junto a Henry Kissinger, por entonces Secretario de Estado, la agenda de temas de ese día. La situación de la guerrilla angoleña, la renuncia de un funcionario panameño y la amenaza de bomba a la embajada norteamerica en la entonces Moscú soviética, entre otros.
Al promediar la reunión, tal como consta en la desgrabación que publicó el Archivo de Seguridad Nacional, el entonces subsecretario para Asuntos Interamericanos, William Rogers, informó a Kissinger sobre los acontecimientos en la Argentina. Además de ellos dos, interviene Robert J. McCloskey, por entonces Asistente del Secretario de Estado para las Relaciones con el Congreso.
Mira los documentos originales en este enlace.
Transcripción:
MR. ROGERS: En Argentina, aunque la Junta ya ha tenido un relativo éxito, estamos tratando de hacer estimaciones sobre lo que va a suceder. Requerimos a la Misión (la Embajada) y a Washington que hagan sus evaluaciones para compararlas. Pero creo que las estimaciones preliminares deberán ser que lo que ocurre será cuesta abajo. La Junta está testeando la proposición básica de que Argentina no es gobernable y que ellos tendrán éxito donde el resto ha fallado. Creo que esas serán las opciones. Pienso que veremos un considerable esfuerzo para involucrar a Estados Unidos, particularmente en el terreno del financiamiento. Y creo que que veremos un buen acuerdo.
SECRETARY KISSINGER: Sí, pero eso será en nuestro interés.
MR. ROGERS: Si hay una chance de que tengan éxito y si no piden que pongamos mucho sobre la mesa. Lo que estamos tratando de hacer, cuando y si vienen con ese plan, es lo que estamos preparados para hacer hace seis meses. Trabajamos como intermediarios en un sensible programa de asistencia internacional, usando bancos privados e instituciones monetarias.
Cuánto podremos avanzar en eso, no lo sé; pero creo creo que vamos a escuchar de ellos muy tempranamente en términos de programas financieros.
Creo que es esperable también un incremento de la represión, probablemente un baño de sangre, en Argentina en el corto plazo. Creo que irán fuertemente no sólo contra los terroristas sino también contra los disidentes, sus sindicatos y sus partidos.
SECRETARY KISSINGER: Pero –
MR. ROGERS: Lo que quiero decir es que aunque hoy tienen buena prensa, la línea básica del golpe es que lo hicieron porque ella no podía gobernar el país. Por eso pienso que no tenemos que precipitarnos en ir a abrazar este régimen, que de aquí a tres o seis meses será menos popular en la prensa.
SECRETARY KISSINGER: Pero tampoco debemos hacer lo contrario.
MR. ROGERS: Oh, no; obviamente que no.
MR. McCLOSKEY: ¿Qué decimos sobre el reconocimiento? (del nuevo gobierno)
MR. ROGERS: Bueno, lo vamos a reconocer esta mañana en respuesta formal a su requerimiento de reconocimiento, como lo hemos hecho con otros países de América Latina. Pero más allá de eso, Hill mantendrá su boca cerrada. (Robert C. Hill, posteriormente fue embajador en Buenos Aires).
SECRETARY KISSINGER: Sí, ¿pero qué significa eso en términos concretos? Cualquier chance que tengan, van a necesitar respaldo nuestro. ¿Qué les está diciendo Hill?
MR. ROGERS: ¿Qué? Oh, nada. Él no ha hablado con ellos aún. No ha sido invitado a hablar con ellos. Él está listo para ir a hablar con ellos cuando envíen un pedido de reunión. Los Generales que están ocupando los puestos ministeriales son temporales, probablemente estén una semana, hasta que la Junta decida a quiénes van a nombrar. Se van a tomar una semana para las designaciones.
Creemos que conocemos el nombre del Ministro de Relaciones Exteriores, que es la clave para el apoyo.
SECRETARY KISSINGER: ¿Quién?
MR. ROGERS: Probablemente un amigo llamado Litella (tachado y sobre escrito Vanele, ninguno de los dos fue finalmente nombrado en dicho cargo) con quien hemos trabajado en el pasado. Creo que estamos en posición de trabajar con él.
SECRETARY KISSINGER: Pero puede ver las instrucciones sobre qué le darás a Hill si alguien –
MR. ROGERS: Sí.
SECRETARY KISSINGER: – porque quiero alentarlos. No quiero dar la sensación que son acosados por Estados Unidos.
MR. ROGERS: No. Mi preocupación en primera instancia es por la postura pública.
SECRETARY KISSINGER: Estoy de acuerdo con eso.