La decisión de permitir la supervisión del Artículo IV no representa un paso hacia la solicitud inminente de un crédito al Fondo. Desde la lógica del Palacio de Hacienda, la “normalización” del vínculo representa un activo adicional ante inversores extranjeros y futuras colocaciones de deuda externa al tiempo que los diferencia de sus antecesores en la Casa Rosada. Así, el anunciado regreso de las misiones del organismo forma parte del proceso de reinserción plena en el sistema financiero buscada por el Palacio de Hacienda, donde también se deben computar otras iniciativas concretas y simbólicas. En ese listado se anotan el desmantelamiento de las regulaciones cambiarias, la reactivación de las conversaciones directas con los fondos buitre, la instalación de un esquema de metas de inflación, el crédito de corto plazo con bancos extranjeros que sería anunciado hoy y la participación del presidente Mauricio Macri con sus colaboradores especializados en el Foro Económico Mundial de Davos.
Fue precisamente desde Suiza donde el ministro Prat-Gay dio la bienvenida al Fondo durante una conversación con la agencia de noticias financiera Bloomberg. Las autoridades del FMI habían expresado en diciembre su intención de restablecer “un diálogo más profundo con las autoridades argentinas sobre las políticas económicas”, pero el inicio del diálogo bilateral informal entre los referentes económicos de Cambiemos y el Fondo se remonta al tramo final de la campaña presidencial. De todas formas, en el FMI indicaron a este diario que “todavía no hay novedades sobre el Artículo IV”.
Hasta el momento, el ingreso de divisas de diferentes fuentes prometido por el ministro Prat-Gay al iniciar su gestión está lejos de cumplirse. El interés del funcionario para revitalizar el vínculo con el cuestionado organismo multilateral de crédito no es novedoso. Al insertarse como referente de la Coalición Cívica en 2008, comenzó a reclamar que el país solicite financiamiento al FMI. De hecho, la iniciativa formó parte de su campaña para diputado nacional al año siguiente. Durante una entrevista con Página/12, el ex banquero central y ex empleado del JP Morgan Chase se refirió a la posibilidad de rehabilitar las supervisiones del artículo IV: “No tendría ningún problema en que me evalúen si hacemos las cosas bien. En la Argentina agrandamos giles y, entre ellos, a los burócratas del Fondo. Uno se sienta, les explica las cosas y los puede convencer. Hoy están dispuestos a prestar casi sin exigencias. Ahora si vamos a ser tan estúpidos de pagarle todo cuando no había que pagarle y después dejar pasar la oportunidad de que nos presten…”.
A pesar de las permanentes tensiones, el acercamiento al FMI tampoco estuvo fuera de la agenda del gobierno anterior. Con una agenda distinta a la de Prat-Gay, los últimos tres ministros de Economía del kirchnerismo –Amado Boudou, Hernán Lorenzino y Axel Kicillof– evaluaron con las autoridades del organismo la posibilidad de permitir nuevamente la realización de los informes anuales. Explicaban que si se evitaba el circo mediático saliente en esas visitas durante los años finales de la convertibilidad, la difusión de un documento técnico crítico no representaba un inconveniente para un gobierno que se mofó de los errores de diagnóstico del FMI y hacía gala de los grados de libertad adquiridos al independizarse del organismo. No se llegó a un acuerdo. De todas formas, el organismo multilateral fue convocado para colaborar con la elaboración de las estadísticas de precios y crecimiento elaboradas por el Indec. Las críticas del organismo conducido por la francesa Christine Lagarde decantaron en una moción de censura contra el país. En junio del año pasado, el Fondo señaló que Argentina “aún no cumple totalmente con su obligación respecto del suministro preciso de datos” y extendió el plazo para alcanzar ese objetivo hasta julio.