Por Maximiliano Borches.

Repitiendo el mismo esquema de guerra comunicacional para generar sentido, que les fue útil desde 2009 a 2017, pretenden instalar la idea que hay una “confrontación” y “manejo” de las decisiones del Ejecutivo, por parte de ella y sus seguidores más cercanos, desacreditando al gobierno peronista de unidad. El ataque directo a la estrategia de soberanía alimentaria, la renovada alianza política/mediática con el poder dominante de la agroindustria, y la desobediencia porteña hacia la cuarentena –que en los próximas días redundará en mayores aumentos de infectados y fallecidos por la Covid-19-, son parte de sus herramientas políticas para generar caos, en el caos impuesto por la pandemia.

El laberinto del destino político argentino, presenta otra vuelta más en su postergada resolución de definición estratégica para la adopción de políticas de Estado, que apunten al desarrollo soberano de sus fuerzas productivas, o por el contrario, a la sumisión total ante intereses extranjeros y de sus representantes de la minoría privilegiada criolla, que no se cansan de demostrar que pueden ser muy buenos mayordomos. Una contradicción que en algún momento deberá resolver el pueblo argentino, para edificar futuro.

Es momento de unidad nacional, y de estar atentos para no terminar engordando el puchero de la oligarquía

En este sentido, la derecha nacional conformada por macristas, radicales, conservadores , dueños de las tierras, de los principales medios de comunicación y de sectores de la producción, que en más de una ocasión cuentan con el apoyo de sectores progresistas que intentan explicar la política nacional, mirando las experiencias de los países del norte de Europa (en definitiva, lo que el expresidente Mauricio Macridefinió como “Círculo Rojo”, allá por 2015 en plena campaña presidencial), hoy vuelven a congregar fuerzas para atacar de manera directa al gobierno peronista de unidad en TODOS, a través de la figura que más detestan: Cristina Fernández de Kirchner, a quien intentaron destruir durante los cuatro años del aquelarre macrista/radical, y fracasaron.

Desde que el presidente Alberto Fernández, decidió intervenir la empresa “Vicentín”, cuya expropiación está a la vuelta de la esquina, con el fin de fortalecer una estrategia de soberanía alimentaria, que conlleva una importancia superlativa por la posición estratégica que tiene esta cerealera, desde el punto de vista de la formación de precios, en cuanto a la cadena alimentaria y la comercialización de granos; evitando además que caiga en manos de corporaciones extranjeras, que no solo entorpecería el pago de la deuda que mantiene con el Estado nacional, de 18.162,3 millones de pesos (tras el espurio crédito otorgado por orden de Mauricio Macri a través del imputado ex titular del Banco Nación, Javier González Fraga), sino que además borraría de un plumazo los casi siete mil empleos y la situación con los casi tres mil acreedores de todo el país, el denominado “Círculo Rojo” alistó armas.

Hoy vuelven a congregar fuerzas para atacar de manera directa al gobierno peronista de unidad en TODOS, a través de la figura que más detestan: Cristina Fernández de Kirchner, a quien intentaron destruir durante los cuatro años del aquelarre macrista/radical, y fracasaron

Desatados los cantos de sirena de los medios hegemónicos de comunicación -que generan sentido- y la desobediencia porteña ante la cuarenta, que lamentablemente sumará más infectados y fallecidos por coronavirus en los próximos días (teniendo en cuenta que en la Argentina ya hay más de mil casos por día), la derecha criolla hará todo lo posible para debilitar al gobierno del Frente de Todos, a través de la vieja y efectiva estrategia desarrollada por el Imperio romano: “divide y reinarás”.

Es momento de unidad nacional, y de estar atentos para no terminar engordando el puchero de la oligarquía.

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