Con preocupación por el impacto negativo de las últimas decisiones económicas, economistas de distintos sectores evaluaron como se desenvolverá la economía luego del levantamiento del cepo cambiario y la devaluación que conlleva esta medida. Además, advirtieron sobre la caida del poder de compra de los asalariados.

Agustín D’Attellis confió que «no esperaba un shock de estas características, sino un anuncio del levantamiento de las restricciones más gradual después un fuerte ingreso de dólares, en lugar de antes». Además, comentó que le preocupa la escasez de dólares que tiene la economía, «no solo por el stock sino también por el flujo, porque la generación de dolares por vía comercial es muy baja», más allá de los que tienen prometidos para el próximo mes.

En cuanto a las consecuencias, D’Attellis precisó que esta resolución «abre la puerta a un posible ataque especulativo que será difícil de sostener con el nivel de reservas líquidas que tiene el Central». «Puede llevar el tipo de cambio a niveles muy altos y $ 14,50 es solo un piso», alertó.

Por último, marcó las consecuencias sociales que tendrá el levantamiento del cepo. «Esto tiene un impacto de deterioro sobre el poder adquisitivo de los salarios y de los ingresos en pesos y no escuché ninguna medida que apunte a contemplar esto», apuntó.

abre la puerta a un posible ataque especulativo que será difícil de sostener

Por su parte, el expresidente del Banco Central de la República Argentina, Aldo Pignanelli, explicó que la medida del Gobierno dispuesta por el gabinete económico del presidente Mauricio Macri «es una jugada en el límite».
Según entiende el economista el dólar libre se ubicará «entre $ 14 y $ 16», aunque admitió que el comportamiento de la divisa «será una incógnita».

Además, calificó de «ajuste ortodoxo» a la devaluación que irá de la mano con la liberación del cepo y que el mismo Prat Gay ubicó en torno al valor del «contado con liqui», que este miércoles cerró a $ 14,26. También consideró de «recesivo» al esquema de tasas de interés altas, tasas que el Banco Central empezó a dejar desregular y liberar en los últimos días.

Según el economista, el nuevo gobierno «ha bajado mucho la demanda» de los operadores que mueven grandes volúmenes de dólares. Habló de un «corralón» al referirse a los u$s 5.000 millones que se les deben a los importadores y que serán abonadas a través de un cronograma de pagos o de un bono del tesoro. Consideró que esta jugada es «patear a futuro la deuda comercial».

«Siempre tenés en diciembre y enero una demanda adicional por aguinaldo y turismo», advirtió Pignanelli sobre el comportamiento de los compradores minoristas en el corto plazo. Desde la instauración del cepo al dólar, diciembre-enero marca un estrés para el tipo de cambio y se refleja en salto pronunciado en la cotización del dólar blue por la necesidad de viajeros de hacerse con el billete verde en pleno período de vacaciones de verano.

Sobre el impacto en la reactivación de la economía Pignanelli descartó mejoras en el corto plazo aunque remarcó que «va a poner en marcha a la producción». Por el lado del consumo, evaluó como limitado el impulso extra a la inflación que pueda aportar una devaluación que rondaría el 50% (diferencia entre el dólar oficial y el liqui) y aseveró que «ya hubo una gran transferencia a precios».

En tanto, Marco Meloni, empresario textil y dirigente gremial, alertó que «el anuncio de una brusca devaluación, pone en riesgo a más del 60 por ciento de las empresas Pymes industriales. Son al menos 120 mil las que se verán afectadas de tal modo que muchas no podrán recuperarse para continuar con su producción y en consecuencia se perderán cientos de miles de puestos de trabajo.

Según el dirigente de la Fundación PRO-TEJER, «la consecuencia de este anuncio es catastrófica, ya que muchas empresas del sector se han descapitalizado y no pudieron reponer la mercadería que vendieron y cobraron. Y en el peor de los casos, la mercadería vendida a plazo la van a cobrar sin el ajuste en el nuevo precio del dólar».

De acuerdo al empresario, los sectores que van a sufrir el mayor impacto de esta medida son el siderúrgico, metalúrgica, calzado, marroquinería, juguetes, textil, indumentaria, industria de la alimentación, óptica y manufactureras en general, es decir cadenas de alto valor agregado donde los tiempos de producción son los que producen la mayor afectación en el proceso de descapitalizacion.

Finalmente, el presidente de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME), Eduardo Fernández, sostuvo a Portal de Noticias que “estos anuncios donde en realidad no se anuncia nada lo único que promueven es mayor incertidumbre”, señaló.

MUCHAS EMPRESAS DEJARÁN DE PRODUCIR Y UTILIZARÁN SUS GALPONES PARA ALMACENAR PRODUCTOS IMPORTADOS

De acuerdo a la visión de Fernández, “el levantamiento a las restricciones para la compra de divisas conlleva en si misma una megadevaluación que va a impactar duramente en el sector productivo”.

“Pero lo más preocupante es que las Pymes -sector que ostenta el mayor porcentaje de trabajo registrado- van a ver una reducción del mercado interno y en consecuencia una baja sustancial en el cosumo. Muchas de las empresas que hoy dan trabajo y producen bienes de consumo van a terminar utilizando su galpón para almacenar productos importados, y esto es gravísimo”, enfatizó.

Sobre el rol del Banco Central, el dirigente gremial analizó que “va a perder una de las funciones más importantes que tienen hoy, que es garantizar líneas de financiamiento para el sector productivo”, concluyó.

En tanto el ex diputado nacional y referente económico de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), Claudio Lozano, señaló hoy que «en nombre de resolver lo que el actual gabinete económico entiende que es el principal problema y generador de todos los males que es el cepo cambiario, no se ha hecho más que una importante devaluación».
«Ese instrumento -el cepo-, que ciertamente ha tenido efectos distorsivos, no es el causante de los males ni el causante del estancamiento con inflación de la economía argentina», añadió.
Lozano agregó que «las razones del problema argentino radican en la baja y mala calidad de la inversión, asociada al comportamiento de los principales capitales locales y trasnacionales de nuestra economía»

Para Lozano, «esta devaluación, que difícilmente baje del 42% ubicando al dólar en torno a los 14 pesos, sumada a la eliminación de las retenciones, (y a tasas de interés para las letras del BCRA que ya se ubicaron en un 38 por ciento), definen el ingreso de la Argentina en una verdadera trampa recesiva; y en este contexto, el tema precios difícilmente baje del 30% o 35% anual, y el único amortiguador que aparece en escena es la caída de la actividad económica», finalizó.

print