El 17 de diciembre de 2021 se rechazó el proyecto de ley de presupuesto 2022. Es la primera vez que se rechaza un presupuesto nacional desde 2010, con el agravante de que se da en el contexto de renegociación de la deuda con el FMI.
El presupuesto es una señal sobre el plan de gobierno en las principales variables económicas para el año siguiente. El 13 de diciembre de 2021, el ministro de Economía de la Nación Martín Guzmán presentó los lineamientos y las partidas para el Presupuesto 2022 que se debatió en el Congreso de la Nación el 16 y 17 de diciembre de 2021.
Entre los principales objetivos del presupuesto se remarcaba la importancia de la recuperación económica como medio para llegar a la estabilización de la macroeconomía. El presupuesto establecía cinco pilares fundamentales para el 2022: Infraestructura, Salud, Educación, Ciencia y Tecnología e Inclusión Social.
El presupuesto define el modelo económico: entre 2017 y 2019 la deuda pública incrementó su importancia en el presupuesto de 12% a 19%. Entre 2019 y 2022, la reducción de la participación del gasto en deuda pública fue del 19% al 8% (en el ejecutado 2021 y proyectado 2022).
Esta caída en el gasto por deuda pública tiene su contrapartida en incrementos en la participación de los Servicios Sociales y los Servicios Económicos. Entre 2017 y 2019, la participación del gasto en Salud en promedio rondaba el 3,6% mientras que entre 2020 y 2022 (con el presupuesto rechazado) el promedio de participación del gasto en Salud se eleva a 5%.
Entre 2017 y 2019 la participación de esta partida en el presupuesto era del 1,8%, entre 2020 y 2022 el gasto en promoción y asistencia social alcanza el 4,4% del presupuesto.
La participación de educación en el presupuesto se incrementaba de 5% en 2019 a 6,1% en 2022, con un aumento del 18% en términos reales de la partida.
El presupuesto establecía cinco pilares fundamentales. En primer lugar, destacaba el rol de la infraestructura, por su efecto multiplicador sobre la economía, sobre todo a través de la creación de empleo dado que se trata de un sector mano de obra intensivo. En segundo lugar, remarcaba la importancia del sistema de salud.
Sin dejar de lado la pandemia, debe continuar realizándose esfuerzos para garantizar una evolución epidemiológica favorable. En tercer lugar, la educación. Tema de debate y una de las principales exigencias de la oposición. El Gobierno incrementaba la infraestructura, garantizaba un sistema de becas y buscaba la inclusión digital.
En cuarto lugar, la ciencia y la innovación como herramienta para vincular el desarrollo tecnológico y los programas de gestión con sectores de la economía. En quinto y último lugar, la inclusión social a través de políticas de soberanía alimentaria, fomento del empleo y capacitación laboral y focalización en las políticas de género.
Entre 2017 y 2019, la participación del gasto en Salud en promedio rondaba el 3,6% mientras que entre 2020 y 2022 (con el presupuesto rechazado) el promedio de participación del gasto en Salud se eleva a 5%. En el caso de la promoción y asistencia social esta variación es aún mayor. Entre 2017 y 2019 la participación de esta partida en el presupuesto era del 1,8%, entre 2020 y 2022 el gasto en promoción y asistencia social alcanza el 4,4% del presupuesto. Estas dos partidas son de las más afectadas por la llegada de la pandemia.
La inversión en Salud para mejorar un sistema que se encontraba en deterioro en un momento de máxima necesidad fue necesaria, y es necesaria, para poder afrontar la pandemia. La promoción y Asistencia Social se incrementó con políticas de emergencia y con la adquisición de nuevos derechos por parte de la población como la tarjeta Alimentar.