La incorporación de esa provincia al Plan Nacional Integral Argentina Contra el Hambre beneficiará a 85 mil chicas y chicos menores de seis años en 140 localidades y aportará 230 millones de pesos mensuales.
“En un contexto de dificultades, el presidente Alberto Fernández decidió poner el eje y volcar recursos para llevar a cabo la política social más importante de la Argentina, que es que todos puedan comer y comer bien”, explicó Arroyo.
Tras asegurar que “no puede haber hambre, ni mala nutrición en Argentina”, el ministro destacó que Argentina contra el Hambre “es también un gran plan de trabajo, ya que promueve la economía popular y la agricultura familiar y, a su vez, genera un movimiento económico muy importante, que en Entre Ríos asciende a 230 millones de pesos mensuales”.
Además, el ministro señaló que “la Tarjeta es una apuesta a la buena nutrición: los primeros resultados en materia de consumo nos muestran que casi el 60 por ciento de los titulares inclinó el gasto a carne, leche y verduras” e hizo un llamado a los comerciantes para que “hagan descuentos en alimentos saludables”.
En esa misma línea, el gobernador Bordet consideró que el Plan “es una buena oportunidad para aplicar una política virtuosa y generar que nuestras familias más vulnerables se puedan alimentar bien y recuperar la dignidad”. Estuvo acompañado por la vicegobernadora Laura Stratta y la ministra de Desarrollo Social, Marisa Paira.
La tarjeta Alimentar está destinada a madres y padres con hijos de hasta 6 años de edad que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH), embarazadas a partir de los tres meses que cobran la Asignación por Embarazo y personas con discapacidad que reciben la AUH. La misma establece un monto de entre 4 mil (para madres o padres con un niño o niña menor de 6 años) y 6 mil pesos mensuales (para madres o padres con más de un niño o niña menor de seis años) para comprar alimentos y no permite extraer dinero en efectivo.
Finalmente Arroyo visitó una de las sedes del Programa Cuidadores de la Casa Común. Es una iniciativa que comenzó a aplicarse en 2016 como experiencia piloto a partir de la encíclica Laudato Si, del Papa Francisco, en la que se realiza un llamado a los gobiernos y a los jóvenes a trabajar por el cuidado de la naturaleza, generando proyectos productivos que permitan un trabajo digno.