El golpe de Estado perpetrado en Bolivia contra el gobierno de Evo Morales tuvo su corolario luego que la cúpula de las Fuerzas Armadas y de la Policía de Bolivia se reunió con la autoproclamada presidenta interina del país, Jeanine Áñez, para trasladarle su previsible apoyo luego de la dimisión de Morales.

Después de que Áñez asumiera primero el cargo de titular del Senado y acto seguido el de presidenta del país, la mandataria interina recibió en el Palacio de Gobierno a los jefes de Estado Mayor de la Defensa, de los Ejércitos de Tierra y del Aire y de la Armada. La información la brindó Página Siete.

Según el periódico, los altos mandos castrenses, liderados por el general William Kalimán, en calidad de jefe de Estado Mayor de la Defensa, se «cuadraron» ante la nueva presidenta, a la que reconocieron como capitana general de las Fuerzas Armadas, y pusieron sus cargos a su disposición. Al término del encuentro, los jefes de Estado Mayor publicaron una declaración en la que muestran su apoyo a Áñez.

«Dadas las circunstancias, queremos hacerle conocer que siguiendo las leyes, normas y reglamentos militares ponemos a disposición nuestros cargos», señala el escrito. El comandante general de la Policía de Bolivia, Yuri Calderón, también acudió acompañado por los miembros de su Estado Mayor para reunirse con la mandataria.

Desde México donde se asila, Evo Morales consideró que la autoproclamación de Áñez consuma el golpe más artero y nefasto de la historia, y denunció que la usurpación del cargo por parte de la senadora opositora a Morales atenta contra los artículos 161, 169 y 410 de la Constitución boliviana que determinan la aprobación o rechazo de una renuncia presidencial, la sucesión constitucional sobre presidencias del Senado o Diputados y la Supremacía de la CPE. «Bolivia sufre un asalto al poder del pueblo».

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