El presidente de Bolivia, Evo Morales, comunicó su renuncia este 10 de noviembre tras una escalada de tensión que derivó en una ola de dimisiones en el hermano país.

«Hemos renunciado para que Mesa y Camacho dejen de quemar las casas de mis hermanos», denunció Morales y llamó a la comunidad internacional a denunciar esto como «un golpe de Estado»

Desde el aeropuerto de Chimoré en Cochabamba, el mandatario anunció su renuncia y apuntó contra los líderes de la oposición Carlos Mesa y Fernando Camacho a los que acusó de liderar el violento movimiento que puso fin al gobierno constitucional.

«Queremos preservar la vida de los bolivianos», dijo Morales en una comunicación en la que confirmó las dimisiones.

Durante su mensaje al pueblo boliviano, Morales denunció que su custodia le confirmó que hubo ofrecimientos de 50 mil dólares por parte de los grupos opositores que motorizan este golpe de Estado para entregar al presidente y su vice.

«Estamos dejando a Bolivia con soberanía e independencia de Estado […] con dignidad e identidad del pueblo boliviano», manifestó el mandatario Morales al anunciar su dimisión desde Chimoré, en el departamento de Cochabamba.

Morales explicó que decidió renunciar con el fin de que el excandidato Carlos Mesa y el opositor jefe del Comité Cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, «no sigan persiguiendo a mis hermanos, dirigentes sindicales […] para que no sigan quemando las casas» de funcionarios públicos, y para que dejen de «secuestrar y maltratar» a los familiares de los líderes indígenas.

«No es ninguna traición. La lucha sigue. Somos pueblo», indicó el saliente jefe de Estado, subrayando el notable nivel de desarrollo alcanzado por el país durante su mandato. «Le digo a las juventudes: sean humanos con los más humildes», añadió.

Previamente, tanto el jefe de las Fuerzas Armadas y el comandante general de la Policía de Bolivia habían sugerido la dimisión del mandatario.

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