La imagen de Mauricio Macri vuelve a recibir golpes de cara a las elecciones, esta vez por parte del propio electorado del interior bonaerense que lo catapultó en las urnas hace cuatro años. Es que el descontento con su gestión y el “voto odio” ya salió de su cómodo bastión del conurbano y, en los últimos tiempos, empezó a penetrar en la quinta sección electoral, la misma que Cambiemos supo pintar de amarillo casi en su totalidad en 2015 y ahora le suelta la mano.
Según balances que difundió el portal Diagonales, encuestas realizadas en Tandil, Mar del Plata, Castelli y Chascomús mostraron que en la región ya empezaron a bajarle el pulgar tanto a Macri como a María Eugenia Vidal. Acorde a los registros, en una elección presidencial, Macri caería en segundo lugar por casi 10 puntos debajo de Cristina Fernández de Kirchner, quien obtuvo un 33% de aprobación, por encima de otros nombres como Massa, Lavagna, Urtubey, Lousteau o Del Caño, quienes apenas lograron un dígito de aprobación.
En tanto, en un hipotético escenario de balotaje, CFK vuelve a superar por 44,7% contra un lejano 32% de Macri. La fuerte caída en el voto macrista refuerza la tendencia que preocupa a Cambiemos, cuya cúpula piensa cada vez con más seriedad la posibilidad de pedirle al Presidente que dé un paso al costado en las elecciones de este año.
Cabe destacar que la apuesta fuerte era retener votos en el interior para compensar lo perdido en el conurbano, territorio de fuerte peso del peronismo y donde las consecuencias de las políticas de ajuste del Gobierno han dejado las mayores secuelas. Por conformación social, por historia y por realidad económica el gobierno, Cambiemos confiaba en el interior para sostener el volumen político que lo haga competitivo.
Ese sueño se quebró: la imagen de Macri se despedazó en su sector más fiel. Ya no le creen. Y las malas noticias no llegan hasta ahí, Vidal también cayó 25 puntos con respecto a hace un año. Según el mismo registro, la imagen de gestión de la Gobernadora en esa región se posiciona con un 44,2% de desaprobación.
Fuertemente debilitado por los embates económicos, Macri ensayó en los últimos meses reconciliar al “equipo” y afianzar los lazos con la mandataria bonaerense, con quien volvió a mostrarse de manera pública, en un intento de sumar puntos de la mano de la gestión Provincial.
En tanto, muchos advierten que Vidal, más allá de su fuerte peso en su territorio, no puede dejar de verse afectada por el “salvavidas de plomo” de Balcarce 50. Así también lo observa el conjunto de intendentes del oficialismo, que deben retener la confianza en sus gestiones contra la presión de las políticas de Nación y su repercusión en la base de electores, cada vez más ahogados por tarifazos, inflación y desempleo.
La transición del propio electorado del macrismo -en su momento en plena aprobación de Cambiemos- hacia un fuerte descontento muestra la misma dinámica de los sectores de clase media que soltaron la mano del kirchnerismo en 2015 y decidieron castigarlo en las urnas con “el cambio”. En la recta final de su mandato, es Macri quien ahora parece estar en el banquillo de los acusados, con una bronca que se expande en el interior bonaerense y que vuelve a tomar forma de voto.