Carlos Rosenkrantz, presidente de la Corte Suprema de Justicia

Apenas dos meses después de haber asumido como presidente de la Corte Suprema de la Nación, Carlos Rosenkratz verá recortados sus poderes como máxima autoridad del organismo. Por decisión de una mayoría de integrantes de la Corte, se resolvió reducir la capacidad de decisión del presidente en relación a asuntos referidos a su rol como superintendente, las designaciones, renovaciones de contratos y renuncias de empleados de la misma Corte.

En la acordada de este martes, firmada por los jueces Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti, se resolvió la primera modificación referente a los poderes del presidente en el Reglamento para la Justicia Nacional en los últimos 25 años. El presidente del tribunal Carlos Rosenkrantz votó en disidencia y la vicepresidente de la Corte Elena Highton resolvió asbtenerse. La decisión de Highton de no firmar ni a favor ni en contra llegó luego de que, en un principio, la ministra se hubiera sumado a Lorenzetti, Maqueda y Rosatti, aunque finalmente decidió no acompañar a esa mayoría pero tampoco votar en disidencia.

Sucede que el polémico abogado de Clarín, ahora presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, viene generando controversia desde el primer día a cargo del máximo tribunal. El flamante presidente de la CSJN comenzó, poco después con una serie de designaciones que lo pusieron en el ojo de la tormenta y es señalado por sus pares por prácticas de nepotismo.

Siguiendo los pasos de Elena Highton de Nolasco, su nueva socia en la Corte y quien compartió junto a él un ameno almuerzo con el presidente de la Nación, -que nombró a su hija Elenita como Secretaria de Relaciones de Consumo, con rango de Camarista Federal y con un sueldo de 250 mil pesos-, Rosenkrantz realizó semanas atrás dos contrataciones urgentísimas e indispensables para el funcionamiento del Alto Tribunal, designó al novio de su hija Julia Rosenkrantz Cavanagh. Se trata de Ignacio Gamond, quien ahora reviste en la dirección de sistemas de la Corte Suprema. Las malas lenguas dicen que prontísimo irá a parar a la oficina de escuchas judiciales, una dependencia estratégica a la hora de pinchar teléfonos con excusas irrisorias. También colocó a su sobrino Mateo Sander en la Obra Social de la Corte.

Como si todo esto fuera poco, el cortesano, quien por estos días se llenó la boca proclamando la independencia del Poder Judicial en sus diarios amigos, Clarín y La Nación, ahora nombro al segundo del Procurador General, Bernardo Saravia Frías en la Corte Suprema con cargo de juez.

Se trata de Juan Pablo Lahitou, quien revestía como Subprocurador del Tesoro de la Nación desde mayo del año pasado. Lahitou llevaba adelante en la Procuración del Tesoro casos como el del Correo Argentino en nombre del Ejecutivo, sobre el que deberá pronunciarse la Corte. También designó a Cecilia Westerdahl, exintegrante del departamento de comunicación del gigante jurídico Marval, O’Farrell & Mairal, en el cargo de directora de Comunicación y Gobierno Abierto. Desde ese lugar estratégico -dicen fuentes del máximo tribunal- “podrá controlar y anoticiar de los fallos por salir, conforme al protocolo ideado por el doctor Valentín Thury Cornejo”, luego del enfrentamiento que mantuvo Rosenkrantz con su antecesor, Ricardo Lorenzetti por el manejo del Centro de Información Judicial (CIJ).

Ahora, con estos cambios, de ahora en adelante, todas las decisiones de administración, nombramientos del personal de la Corte y del resto del poder judicial, y todo tipo de decisión de superintendencia necesitará del apoyo de una mayoría del máximo tribunal, es decir, de tres ministros, sea o no el presidente uno de ellos. En definitiva, el titular de la CSJN mantendrá el control sobre los temas protocolares y sobre los casos en los que se involucrará el máximo tribunal. Asimismo, por unanimidad, se ratificó la política de administración, presupuesto, y el fondo anticíclico.

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