Por Maximiliano Borches

Una de las características de algunos sectores pertenecientes a ese amplio universo definido como “clase media”, es el pavoroso resentimiento que le provoca recordar su propio origen social. De ahí, el desprecio furibundo hacia sus pares no reconocidos, que no logran disfrutar de las mieles de un confort fingido, y empiezan a ver como “amenaza”.

Ese deseo de “Ser” lo que no se “Es” (millonario, “ganador”), potencia figuras como las de Mauricio Macri en la política. La derecha liberal -en lo económico- genera a partir del odio los “lugares comunes”, que en cada etapa histórica terminan creando los “más comunes de los lugares”, para que sus despreciados, desprecien a quienes representan sus verdaderos intereses. Esto sucedió el martes 21 de agosto, frente al Congreso, durante la convocatoria contra Cristina Fernández de Kirchner.

En tiempos donde la banalidad reina los pensamientos de un amplio sector de la sociedad, los oprimidos se convierten en sus propios opresores. Esta característica, producida por la abstracción y el desconcierto propios de la etapa, es aprovechada al máximo por los mentores de las nuevas políticas neocoloniales, que manipulan los sentidos irracionales de la población a través de los medios hegemónicos de comunicación, y la acción disciplinadora de una Justicia al servicio de las mil familias que controlan la economía nacional.

De ahí, la obscena fascinación que en un amplio sector de la sociedad -potenciada por el morbo- despliega ante las puestas en escena de bóvedas, supuestas fortunas escondidas que nunca se encuentran, alegatos guionados, calabozos oscuros y nauseabundos, y atropellos de toda índole. Una remake del goce que generaban en la pueblo de Roma los espectáculos de luchas de gladiadores, donde el punto máximo de éxtasis se producía ante la muerte y la agonía de hombres y bestias, mientras entregaban hogazas de pan al público.

El acto contra Cristina Fernández de Kirchner, realizado frente al Congreso y que reunió a miles de personas, es un claro ejemplo de los aciagos días que atraviesa el devenir argentino. Convocado originalmente para pedir los allanamientos a los domicilios, y el desafuero de la actual senadora nacional por el bloque FpV-PJ, su razón de ser perdió todo sentido cuando horas antes, la propia Expresidenta hizo pública su intención de aceptar dichos allanamientos en una “decisión que no implica convalidar la irracionalidad de las medidas dispuestas por Bonadío en su cruzada persecutoria contra mi persona sino que tiene por principal objetivo terminar, de una vez por todas, con el show montado alrededor de estos allanamientos sin fundamentos”, según explicó Fernández de Kirchner a través de un escrito publicado en sus redes sociales.

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