La jugada no podía ser más evidente, el oficialismo tuvo que designar a regañadientes al ex titular de la AFIP, ya que la propuesta la realiza la primera minoría -en este caso el Frente para la Victoria- y como el ex titular de la AFIP, no tenía ninguna objeción que impidiera su designación, Michetti tuvo que aceptarle el cargo.
Sin embargo, entre bambalinas ya se tejía la estrategia para desplazarlo y el ariete para llevar adelante la operación para apartar a Etchegaray de su cargo, no podía ser otro que el «juez de la servilleta», Claudio Bonadío, principal aliado judicial del gobierno e impulsor de causas contra la anterior gestión.
La decisión se tomó como consecuencia del procesamiento iniciado en su contra por el juez federal, por los supuestos delitos de «violación de secreto» y ser presunto instigador de «falso testimonio», informó un vocero oficial.
La resolución fue firmada anoche primero por Monzó y luego fue remitida a la vicepresidenta, quien se encontraba en la Casa Rosada reunida con el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Frank Walter Steinmejer, informó la misma fuente.
Bonadio le apuntó a Echegaray por haber involucrado en 2014 a Alfonso Prat-Gay, entonces dirigente de la Coalición Cívica y actual ministro de Hacienda y Finanzas, en un supuesto caso de evasión impositiva.
En la resolución, se indica: «El presidente del Honorable Senado y el presidente de la Honorable Cámara de Diputados resuelven: Artículo 1 Remuévase a D. Ricardo Daniel Echegaray como presidente de la Auditoria General de la Nación».
También disponen que se comunique la resolución al propio Echegaray y el PEN, así como «al Partido Justicialista Nacional» para que «en los términos del artículo 85, tercer párrafo de la Constitución Nacional» designe «a un nuevo candidato» para ocupar el referido cargo.