Cambiemos se alza esta mañana con el primer triunfo parlamentario del gobierno de Mauricio Macri en la Cámara de Diputados. El interbloque oficialista que reúne al PRO, UCR y la Coalición Cívica logró el respaldo del massismo, el cismático Bloque Justicialista que rompió con el kirchnerismo, el peronismo disidente, el socialismo, el GEN y bloques provinciales para abrir el quórum y votar a favor del proyecto del Gobierno que deroga las leyes Cerrojo y Pago Soberano, tal como reclama el juez neoyorquino Thomas Griesa para convalidar el acuerdo con los fondos buitre.
Desde las primeras horas de la tarde, el jefes de los diputados PRO, Nicolás Massot, y el de los radicales, Mario Negri, evaluaban que la cosecha llegaría, al menos, a 150 votos a favor – que finalmente fueron 165- de la iniciativa oficial, lo que le garantizó el respaldo para avalar el pago con endeudamiento de unos 12.500 millones de dólares a los holdouts que no ingresaron a los canjes de deuda de 2005 y 2010.
En la vereda de enfrente quedaron el Frente para La Victoria –que reclamó elementos de prueba para saber el tenor real de los acuerdos y volver a negociar porque no existen garantías que no se precipite una catarata de nuevos litigios– el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), Libres del Sur y Proyecto Sur.
La votación en general, que concretó el triunfo macrista, que se espera finalice -luego de una jornada maratónica- a las 8 de la mañana de hoy y en la discusión del articulado hubo que incorporar las modificaciones que propusieron sus aliados.
Estas concesiones, que incluyeron modificaciones al texto original, terminaron de vencer la resistencia que reavivó la decisión de la Corte de Apelaciones de Nueva York, que dejó en suspenso las cautelares de Griesa que reabrieron la ruta de pago al 93 por ciento de los bonistas que ingresaron a los canjes realizados por los gobiernos kirchneristas. Las últimas fueron cedidas al massismo el lunes por la noche, lo que terminó por garantizar el quórum y la mayoría a favor del proyecto oficial.
El presidente del cuerpo, el macrista Emilio Monzó, abrió la sesión apenas 20 minutos después del mediodía, la hora fijada para la sesión especial, con 147 diputados sentados en sus bancas (18 más de los 129 necesarios), con los legisladores del FpV parados junto a sus butacas y el FIT fuera del recinto, ambos sin aportar al quórum. El oficialismo contó con el FR, BJ de Diego “Sanguchito” Bossio, PS, peronistas disidentes y bloques provinciales.
Tras las cuestiones de privilegio, el jefe del bloque del FpV, Héctor Recalde, abrió el fuego proponiendo un cuarto intermedio para que se realice un plebiscito popular sobre el pago a los buitres. La votación nominal puso blanco sobre negro la correlación de fuerzas en el recinto: la propuesta consiguió 84 votos a favor, pero tuvo 165 en contra y las 3 abstenciones del PO-FIT que levanta la idea del plebiscito pero consideró “demagógica” la propuesta.
Al caer la noche, en el FpV admitió que no conservarían los 84 votos en contra del proyecto oficial. Algunos de sus diputados desertaron a la hora de votar presionados por sus gobernadores, a los que a su vez el Ejecutivo nacional se encargó de recordar los fondos que quedarían en el camino si sus legisladores no acompañaban la propuesta oficial. En esa lista se anotaron, entre otros, los misioneros y tucumanos.
Debate
El presidente de la Comisión de Presupuesto, el macrista Luciano Laspina, asumió la defensa del proyecto haciendo propio el discurso presidencial: “No queremos ajuste fiscal o inflacionario”, dijo para reafirmar el argumento PRO.
“Argentina consumió unos 55.000 millones de dólares de sus reservas en pagos a acreedores externos de 2005 en adelante, incluyendo al FMI, e incluye casi la totalidad de su deuda en default y ha imposibilitado a los argentinos hacer las obras que se necesitan”, arrancó el diputado PRO.
El ex ministro de Economía Axel Kicillof se encargó de refutar los conceptos macristas y advertir sobre los riesgos de futuros litigios judiciales de los bonistas. “El endeudamiento externo vino a generar más pobreza”, dijo el economista y sostuvo que “no me cabe duda de que van a venir con el tema del Fondo (FMI) y que si no, van a pasar las mil desgracias”. Esta línea la acompañaron otros oradores kirchneristas, que reclamaron definiciones del procurador del Tesoro y las copias fieles de los contratos acordados.
El aliado Carlos Heller (Psol) también vertió en su propio dictamen. “Permanentemente nos corren con las mismas cuestiones, y no es nuevo, esto es parte de la historia argentina: es ‘el acuerdo o el caos’, ‘el acuerdo o la hiperinflación’, y a uno le viene a la memoria, porque tiene años, que esto ya lo hemos escuchado muchísimas veces. Si no se aprobaban las leyes de privatizaciones: ‘caos’. Si no se aprobaban las leyes de flexibilidad laboral: ‘caos’. Si no se aprobaba la ley de déficit cero: ‘caos’. Finalmente, todas esas leyes fueron aprobadas y el país terminó en el caos”, rememoró Heller, insistió que el proyecto oficial “es francamente inaceptable” y advirtió sobre una catarata de juicios de los bonistas que aceptaron los canjes.
Los aliados del oficialismo, a pesar de las críticas al acuerdo con los buitres, se fueron alineando uno a uno a favor del proyecto. “Estamos negociando en una situación de desventaja, de apuro, donde estos riesgos legales nos dejan debilitados. Siempre que uno negocia a las apuradas, los resultados son menos beneficiosos” y “no es un proyecto del que tengamos que estar orgullosos” dado que “marca una derrota que ha tenido la Argentina” sobre “un tema que debió haber cerrado hace mucho tiempo”, dijo Marcos Lavagna, el referente económico del massismo, que igual valoró los cambios que el oficialismo introdujo al texto del proyecto la propuesta del Frente Renovador. “Esto no es para sacar ventajitas políticas”, dijo para retrucar las críticas de Macri a Massa. “Si no hacemos nada, tenemos riesgos legales muy grandes, pero hacer algo también implica tener que enfrentar los riesgos de futuros embates”, agregó.
Diego “Sanguchito” Bossio ensayó un discurso filokirchnerista para justificar su ruptura con el bloque del FpV y finalmente apoyar el proyecto macrista. “Negociar con los buitres es negociar con la peor lacra del sistema financiero”, arrancó Bossio y agregó que “hemos perdido” en ese litigio, por lo que “frente a eso, tiene que haber un nuevo capítulo a cerrar en la Argentina”. “Estamos convencidos de que Argentina tiene que dar un paso adelante y es importante que se deroguen la Ley Cerrojo y la de Pago Soberano para que el Ejecutivo pueda avanzar”, argumentó Bossio al defender su respaldo al proyecto oficial: “No podemos retroceder. Podemos confrontar ideas y proyectos, pero tenemos que poner por encima de los intereses partidarios los intereses de la Patria”, insistió el ex director ejecutivo de la Anses.
Margarita Stolbizer reconoció que el arreglo al que se llegó con los fondos buitre “no es justo y encima es caro”. Pero explicó que “lamentablemente no hay alternativas” porque “el gobierno anterior nos dejó a los argentinos sin reservas”. La socialista Alicia Ciciliani adelantó su voto a favor en los mismos términos, en cambio sus socios de Libres del Sur lo harán en contra: “la propuesta de acuerdo a la que el Gobierno ha arribado con los fondos buitres no solo es muy onerosa para el país, sino que reconoce legitimidad a fallos muy cuestionados en el mundo que nos perjudicaron. Vuelve a reconocer jurisdicción extranjera para resolver conflictos por la nueva deuda que contraigamos, abre la puerta a nuevos litigios de quienes participaron de los canjes y de quienes no forman parte del actual acuerdo. Todos estos factores sumados, condicionan nuestra soberanía económica”, dijo Victoria Donda que no acompañará al oficialismo.
“Vamos a otra quiebra a la que inexorablemente nos lleva este pacto buitre”, sentenció Néstor Pitrola (FIT-PO). Agregó que “lo que van a estar estudiando estos buitres y las calificadoras buitre, es la aplicación del ajuste”. “Amenazas de hiperinflación y ajuste pronunciadas desde el más alto nivel nos trajeron aquí para intentar ponernos de rodillas: no aceptamos la extorsión ni la coacción que quieren ejercer sobre los diputados”, sumó Myriam Bregman (FIT-PTS).
La lista de oradores fue interminable. Desde el oficialismo sugirieron que los diputados hablen 5 en lugar de 7 minutos para reducir al menos tres horas de debate, pero lo rechazaron desde el FpV. El macrista Monzó volvió sobre sus pasos: con los números asegurados la preocupación central de Cambiemos, era solo que le colgaran el mote de “trámite express” que enarboló contra el kirchnerismo en tiempos de oposición.