El fallecido fiscal Alberto Nisman dejó a su hija mayor en Madrid un celular de la flota del ex jefe operativo de la Side, Antonio «Jaime» Stiuso, quien tenía contratados a su nombre 277 teléfonos móviles que distribuía entre colaboradores y subordinados.

El dato está volcado en los 39 cuerpos y 8.000 folios que ya tiene la causa en la que se investiga la muerte de ex jefe de la UFI Amia y refuerza la evidencia de que ambos mantenían una relación de gran proximidad.

También cobra interés tras los últimos pasos dados por la fiscal Viviana Fein en la investigación: requerir el apoyo del FBI para recuperar, en servidores ubicados en Estados Unidos, las comunicaciones que cruzó Nisman antes de ser hallado muerto con un tiro en la cabeza en el baño de su departamento, el pasado 18 de enero.

Nisman se manejaba con un celular y dos radioteléfonos Nextel propios y a su nombre, y en el primer aparato usaba dos chips de diferentes compañías prestadoras.

Pero el 11 de enero, cuando volvió imprevistamente de Europa para presentar tres días después su denuncia contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, dejó a su hija mayor en el aeropuerto madrileño de Barajas, un celular de la flota de Stiuso.

El aparato, un Samsung azul, debía permitir a su hija mayor comunicarse con quien necesitara hasta que su madre, la jueza Sandra Arroyo Salgado, de quien se hallaba separado pero también veraneaba en Europa, pasara a buscarla por el aeropuerto.

Fue la propia Arroyo Salgado la que entregó el aparato en la fiscalía cuando prestó declaración sobre el hecho, antes de acusar a Fein de no investigar las pistas correctas y tras dar por cierto que el padre de sus hijas había sido asesinado en lo calificó como un «magnicidio».

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