Por Jorge Asís
1.- El PRO y los radicales enviagrados
Mientras el (ex) presidente Mauricio Macri conquista la centralidad en el transitorio Juzgado de Dolores, el minigobernador Jorge Boga Macri ingresa como ministro de gobierno del Artificio Autónomo.
El Ángel Exterminador planta la candidatura presidencial mientras El Primo (que era) Pobre se introduce en el Maxiquiosco de Horacio Rodríguez Larreta, Geniol, el presidenciable natural.
Geniol queda entre los primos.
Ambos movimientos alteran la intensa interna de PRO, La Mutual que hegemoniza la coalición Juntos.
Pero hoy la hegemonía es políticamente cuestionada por la Unión Cívica Radical.
La irrupción de Facundo Manes, Cisura de Rolando, tiene el efecto del Sildenafil. Los radicales están enviagrados.
Ya no se conforman, como los coalicionistas cívicos, con degustar los caramelos de madera (ligeramente edulcorados con azúcar impalpable).
Los radicales recuperados se sienten como potros rejuvenecidos que van por el premio mayor. La caramelera de la presidencia.
Significa que Larreta, el presidenciable natural, el preferido por el establishment, está en problemas. Se le abren frentes amigos simultáneamente adversos.
Mauricio se eleva como el competidor fundamental. Es quien mejor explota los desastres seriales del peronismo invertebrado, en la versión doctorista.
El gobierno de La Doctora -que preside Alberto Fernández, El Poeta Impopular- copia los errores comunes oportunamente cometidos contra La Doctora, durante el Tercer Gobierno Radical (que presidió Mauricio).
Pero el Ángel, con la potencia de las divisiones mediáticamente armadas, explota los horrores del doctorismo con extraordinaria convicción.
Recibe apoyos solidarios de jubilados honorables que acompañan su consagratoria condición de víctima. Estadistas socialmente presentables como Aznar, Sanguinetti, Fox.
No se adscriben a la runfla populista que apoyaba a La Doctora, cuando ella era perseguida.
2.- “Responsable pero no culpable”. Fabius
Para disputar el segundo tiempo, El Ángel Exterminador tendría que abandonar la placidez de la insustancialidad.
Derivó en el atributo más vulnerable de los primeros 45 minutos del mandato.
La problemática que lo lleva hacia Dolores debe ser tratada con rigor. En principio por él. También por su letrado. Por sus “torcedores” y el nutrido periodismo militante.
Al margen de los lícitos cuestionamientos al juez, El Ángel se encuentra en Dolores porque se le perdió un submarino en el sur.
Y porque los 44 submarinistas son las víctimas de verdad. Como sus familiares. A los que el Estado, por demencias protocolares decidió espiar.
Tal vez Mauricio debería inspirarse en el método Fabius.
Mientras Laurent Fabius era primer ministro de Francia transcurrió el escándalo de la sangre contaminada. En un hospital se hacían transfusiones con sangre que infectó de sida a los pacientes.
En pleno escándalo, Fabius bajó la línea: “Soy responsable pero no soy culpable”.
Por miserable rutina, por elemental cuentapropismo, los parientes de las víctimas del ARA San Juan fueron espiados. Partes de inteligencia lo confirman.
Claro que Mauricio no es necesariamente culpable. Probablemente, sí, sea responsable.
Lo que no puede negarse es el hecho. Ni rebajarlo a la altura de una mera operación del kirchnerismo, obstinado en lograr su procesamiento electoral, o la detención.
Cuando ambos objetivos, en todo caso, favorecen con amplitud su positivo segundo tiempo.
Por Celebrity, a Mauricio no le entran las balas.
Dolores lo devuelve al primer plano y la centralidad. Los errores persecutorios le brindan prestigio entre la ciudadanía media que lo pondera.
Puede asegurarse que Mauricio cuenta con un amplio fragmento de la sociedad. Pero mantiene en contra a muchos empresarios decisivos y con buena información. Los que, en algún momento, Mauricio creyó que eran sus pares.
Pero los empresarios defraudados que lo impugnan solo sintieron como par a Franco, el Macri que valía.
Es con los empresarios informados y desencantados, o acaso encuadernados, con quienes Mauricio tiene un problema personal que dista de solucionarse.
Representan al establecimiento que confía en Larreta. Y lo respeta y prefiere. Aunque mantenga el carisma de una cicatriz.
3.- La triple expectativa
La irrupción de Jorge Boga Macri, en el Maxiquiosco, una semana después de las elecciones legislativas, genera una alteración anticipada de los trebejos.
A su pesar, El Primo (que era) Pobre, por portación de ambiciones, arrastra una triple expectativa.
Antes, incluso, de asumir, para colmo en el lugar justamente estratégico que ocupó Emilio Monzó, El Diseñador.
Para diseñar, en 2015, la candidatura presidencial de Mauricio. En conjunto con los radicales complementarios (que aportaban el territorio) y los coalicionistas cívicos (que traficaban la transparencia y las declaraciones).
Conjeturar que Boga Macri llega al Maxiquiosco para trabajar por la candidatura presidencial de Horacio, no le cierra a nadie.
«Jorge es del primo, olvidate».
Boga Macri se florea con el encanto del enigma. Pero es, no olvidarlo, un Macri.
Y el apellido para el primo fue en el inicio un estímulo. Y en simultáneo un límite.
En la rotonda, al Primo (que era) Pobre se le abren, al menos, tres caminos.
1) Deja la minigobernación de Vicente López para disputar en 2023 la gobernación de Buenos Aires.
En tal caso, sería para obstruir el proyecto de Larreta, su superior nominal. Ya que Geniol preserva para gobernador a su alfil Diego Santilli, El Bermellón.
Pero para la cucarda de gobernador se entrena cautelosamente otro Diego.
Es Valenzuela, El Historiador, minigobernador de Tres de Febrero.
También Garro, de La Plata, y se resiste, o espera señales, el minigobernador Grindetti, de Lanús.
2) En la moda de los desplazamientos y las cambiaditas territoriales, Boga Macri se prepara para suceder, en el Maxiquiosco, al mismo Larreta.
El Primo tiene dos años en la ciudad para hacerse dueño.
Aunque acaso Larreta prefiera, como sucesora, a la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Flores de Girondo (que compite, en silencio por ahora, también para la Presidencia).
Solo Vidal puede facturar un gran mérito. El de ser la única mujer a quien La Doctora critica. La identifica, hasta de manera burlona.
Cuesta encontrarle un destino fijo a la señora Patricia Bullrich, La Yiya, un eficaz instrumento del Ángel.
La Yiya construyó poder hasta con el invento de la presidencia de PRO. Conoce el juego de la política desde el moisés.
Le atribuyen tanto valor que nadie sabe dónde ponerla. Ni cómo conformar.
Tampoco puede descartarse a los radicales que ya no están de adorno como los transparentes.
Sin ir más lejos Martín Lousteau, El Personaje de Wilde, anda con la medialuna enarbolada.
3) Al cierre del despacho, cabe la tercera alternativa.
Boga Macri es un pícaro que oculta su verdadero objetivo. Volver en 2023 como minigobernador de Vicente López. Por otros ocho años.
Como si fuera el Quindimil del territorio que domina.