El Gobierno agregó un nuevo capítulo a la polémica a la visita de Barack Obama. A la disputa en torno fecha de su visita en el marco del 40 aniversario del golpe militar, se suma que la administración de Mauricio Macri decidió homenajear al presidente de Estados Unidos con banderas de su país posicionadas en lugares de gran valor histórico y simbólico para los argentinos.
Desde ayer a la mañana, aparecieron
banderas de Estados Unidos ubicadas estratégicamente en rejas y faroles de varios puntos de la Ciudad. Entre ellos, la
Casa Rosada, Plaza de Mayo y el Parque de la Memoria, en las vísperas de que se cumplan 40 años del último golpe militar.
El nuevo alineamiento con Estados Unidos reemplaza a los lazos regionales con Venezuela, Bolivia y Ecuador y con las potencias emergentes China y Rusia que construyó el gobierno anterior.
La puesta de banderas de EE.UU. en lugares clave de la historia argentina se suma a los cuestionamientos en torno a la presencia del presidente Obama en el aniversario del 40 golpe militar que dio origen a la más cruenta dictadura en Argentina. Días atrás, el gobierno norteamericano anunció que desclasificará archivos secretos del Ejército y los servicios de inteligencia durante el gobierno de facto.
Obama tendrá por la mañana una reunión con el presidente argentino y sus ministros, le rendirá homenaje a José de San Martín en la Catedral Metropolitana, donde orará por la paz tras los atentados en Bélgica. También conversará con jóvenes en la Usina del Arte en La Boca y por la noche asistirá a una cena de honor en el Centro Cultural Kirchner. Macri busca presentar la visita del presidente estadounidense como el “regreso al mundo” de la Argentina.
El gobierno argentino ajustó ayer el operativo de seguridad que funcionará como una máquina bien aceitada en los próximos dos días. El mandatario norteamericano será recibido cerca de las 10.30 por el presidente argentino en la Casa Rosada. Tras la ceremonia en la que le dará la bienvenida, ambos tendrá una reunión bilateral a solas, seguida de una segunda reunión de la que participarán cinco ministros de cada gobierno, donde conversarán sobre la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y el cambio climático, entre otros temas. La firma de tratados entre los dos países será, en rigor, unas horas antes en la Cancillería con la presencia del secretario de Estado, John Kerry, y la canciller Susana Malcorra.
A las 12.45, Macri y Obama ofrecerán una conferencia de prensa donde habrá un número restringido de periodistas y un orden prepautado y acotado de preguntas. Después de eso, el presidente de los Estados Unidos dejará la Casa Rosada y cruzará a la Catedral, en donde le rendirá homenaje a San Martín. Allí, cerca de las 14, lo recibirán el cardenal Mario Poli y el nuncio apostólico Emil Tscherrig. El cardenal, junto con Obama y el resto de los asistentes, rezará por la paz, tras el atentado en Bélgica. Luego Obama se detendrá frente al mosaico con el escudo del papa Jorge Bergoglio.
A las 16, Obama tiene previsto arribar a la Usina del Arte en La Boca, donde tendrá un foro abierto (town hall meeting) con jóvenes emprendedores. La primera dama Michelle Obama, a su vez, tendrá a la misma hora una actividad en el Centro Metropolitano de Diseño
Toda la visita estará enmarcada en la idea que pregonó Macri en la última década de que la Argentina estaba aislada del mundo y ahora regresa a la comunidad internacional. El nuevo alineamiento con Estados Unidos reemplaza a los lazos regionales con Venezuela, Bolivia y Ecuador y con las potencias emergentes China y Rusia que construyó el gobierno anterior. Uno de los reconocimientos de Obama a Macri es por la denuncia que hizo en la última cumbre del Mercosur a las “violaciones a los derechos humanos” del gobierno de Nicolás Maduro.
La visita de Obama en esa fecha causó preocupación a distintos colectivos y referentes de derechos humanos, como el Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, o Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo línea fundadora. Incluso desde el diario británico The Guardian se refirieron al tema y advertir sobre la presencia del Jefe de Estado «luego de las críticas por su presencia durante el 40º aniversario del Golpe de Estado de 1976, el cual Estados Unidos apoyó en un principio».