A 40 años de la visita de la banda Queen a la Argentina, Popular recuerda el paso de la banda por el país y la enorme influencia que produjeron y que , incluso, trascendió al público rockero.
Queen ofreció cinco shows repletos en un estadio de fútbol, una imponente puesta en escena, una inusual cobertura mediática y un interés que trascendió al público rockero. Estos fueron algunos de los hitos que convirtieron la visita de Queen a la Argentina en un acontecimiento que marcó un antes y un después en lo referente a shows internacionales en el país.
El paso de la banda por la Argentina contó con la combinación de toda una serie de elementos experimentados por primera vez, como las visitas de figuras internacionales, los conciertos masivos con puestas de luces y sonidos extraordinarias y la presencia de música rock en los medios. Todos estos elementos estuvieron presentes en aquellas jornadas comprendidas entre el 28 de febrero y el 8 de marzo de 1981.
«Fue el primer concierto espectacular que tuvo lugar en la Argentina porque hasta entonces, entre los grupos de buena fama, solo había venido Santana en el 73, Joe Cocker en el 77 y The Police, que todavía no era el grupo que arrasaría poco tiempo después. Queen estaba en el pináculo de su gloria”, contextualizó el periodista especializado Alfredo Rosso.
Rosso agregó que tampoco era común que un grupo hiciera cinco conciertos en la Argentina y en canchas de fútbol, en un estadio colmado. “Yo estaba en una tribuna lateral, miraba a mi alrededor y me sorprendía. Sabía que Queen era popular en la Argentina, pero me sorprendió que lo fuera a ese nivel”, aseguró el periodista.
El fenómeno trascendió al público estrictamente rockero y prueba de ello fueron la transmisión de los conciertos por Radio Rivadavia y Canal 9, el seguimiento de la prensa de los desplazamiento del grupo por el país (que realizaron visitas al Italpark y cenas en en el restaurante Los Años Locos de la Costanera Norte), la charla telefónica de Mercury con China Zorrilla o la famosa foto con Diego Maradona, quien además subió al escenario para presentar una canción.
También tuvieron su parte los grupos de fans que siguieron a los integrantes de la banda para obtener fotos o autógrafos. Nora Rosano fue una de las tantas jóvenes que cada noche realizaba un ritual común: al término de los shows en Vélez, junto a un grupo de amigas, se dirigía al restaurante «Los Años Locos» en la Costanera, para luego instalarse en las puertas del Hotel Sheraton con la esperanza de toparse con alguno de los miembros de Queen. La constancia tuvo sus frutos y hoy la admiradora puede exhibir con orgullo el autógrafo de los cuatro integrantes y fotos de ellos en la puerta del hotel.
Billy Bond, responsable de la llegada de Queen a Sudamérica, remarcó el grado de profesionalismo del grupo y el monumental despliegue de equipos: «Vinieron 50 camiones con equipos que en Sudamérica no habíamos visto nunca ni de cerca. El escenario tenía 70 metros, había 400 cajas de sonido de una tonelada cada una, luces, dos grabadores de 15 pulgadas, en donde estaba la parte de ópera de `Rapsodia Bohemia´, y 50 técnicos muy capos que armaron todo en pocas horas”, graficó.
Además, Bond explicó que ellos llaman “la Biblia” al libro en donde cada grupo pone las exigencias al ser contratados. “`La Biblia´ de Queen tenía 400 páginas, pero eran súper profesionales. No pedían boludeces. ¿Viste que a veces se dice que las estrellas piden drogas o cosas excéntricas. Acá nada que ver, todo tenía que ver con los litros de agua y la comida que tenía que haber para todos los técnicos y cosas así. Había mucho cuidado para la gente que trabajaba en su equipo”, aseguró Rosso.
«Yo no era un fan de Queen, me gustaba, pero no era mi grupo favorito. Sin embargo, me aplastaron musicalmente”, puntualizó Rosso, quien advirtió que la banda también se vio sorprendida por la actitud del público, especialmente cuando todo el estadio coreó al unísono la canción “Love Of My Life”.
«Nunca se había visto aquí tanto fervor para cantar, incluso una canción como esa que no había sido un hit en Gran Bretaña”, agregó Rosso y contó que cuando la gente la cantó, Freddy se quedó callado para que la gente siguiera cantando.
Esas jornadas quedaron como un hecho único e inédito. Las increíbles puestas en escena y los shows internacionales se volvieron habituales en los 90 en el ámbito local, pero ese sabor especial de la primera vez y el furor por una banda de rock que trascendiera los límites generacionales solo volvería a repetirse con los Rolling Stones.
Fuente: Télam