Luego de una ofrenda floral que tiró al Río de la Plata junto a Estela de Carlotto y otros referentes de los Derechos Humanos y funcionarios del gobierno porteño, el presidente de Francia mantuvo un breve encuentro con la prensa y dijo que «quiero expresar aquí mi emoción y la solidaridad de Francia para las víctimas de la dictadura y de la opresión, de la barbarie. También quiero saludar la lucha de estas mujeres que han buscado durante tantos años a sus hijos, a sus nietos, y que solo lo han logrado después de llevar a cabo tantos trámites».
Según el mandatario galo, el Parque de la Memoria y el Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado que allí se emplaza es «un monumento universal, (porque) los argentinos nos lo quieren dar al mundo entero para que el mundo vea lo que ha sido una dictadura».
«Francia ha querido acompañarles no solamente porque estaba afectada, ya que había 22 personas afectadas francesas, 22 víctimas de la dictadura, pero también porque éramos conscientes de que en Argentina se había cometido un crimen de masas», continuó el mandatario, al referirse al número de desaparecidos franceses, entre ellos las monjas francesas Léonie Duquet y Alice Domon.
En el segundo día de visita al país, Hollande recorrió el Parque de la Memoria, en la Costanera Norte, acompañado por el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli y la canciller argentina, Susana Malcorra.
Esperaban su llegada la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; acompañada por su nieto recuperado Ignacio Guido Montoya Carlotto; las integrantes de Madres de Plaza de Mayo-Linea Fundadora Taty Almeida, Lita Boitano; de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas y representantes del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels).
El primer mandatario francés recordó que «en otras partes del mundo hoy en día hay mujeres, niños y hombres que son asesinados por sus ideas y por las luchas que llevan a cabo en nombre de la humanidad», al hacer referencia al terrorismo internacional que afecta al mundo como el ataque que sacudió a París en noviembre pasado.
«La barbarie nunca acaba. En otras partes del mundo hoy en día también son asesinados hombres, mujeres, niños, por sus ideas y por las luchas que llevan a cabo en nombre de la humanidad», remarcó el presidente francés.
Ante un fuerte operativo de seguridad de parte de Prefectura Naval en el Río de La Plata y de la Policía Federal que sobrevolaba el lugar con helicópteros, el primer mandatario francés llegó antes de las 9 a la explanada del Parque de 14 hectáreas que se inauguró en noviembre de 2007 por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, donde mantuvo un breve diálogo con integrantes de organizaciones de derechos humanos y familiares de detenidos desaparecidos que le entregaron documentación sobre los desaparecidos franceses en Argentina.
Luego, frente al muelle, Hollande y cada uno de los referentes de los organismos de derechos humanos arrojaron un ramo de flores blancas al río, bajo la consigna «30.000 compañeros detenidos-desaparecidos: Presentes, ahora y siempre».
Entre las víctimas francesas de la última dictadura, el párroco Gabriel Longueville fue uno de los primeros que sufrió el secuestro y posterior desaparición, el 18 de julio de 1976 en el Chamical, provincia de La Rioja, y cuyos autores fueron condenados a prisión perpetua por la justicia argentina.
Los casos de las monjas francesas de las Misiones Extranjeras Alice Domon y Léoinie Duquet, secuestradas y desaparecidas en diciembre de 1977 junto a un grupo de madres y familiares que buscaban a sus hijos secuestrados, fueron los de mayor repercusión internacional.
Por ese caso, el genocida Alfredo Astiz, que integraba el grupo de tareas que infiltró a los familiares, fue condenado «en ausencia» a cadena perpetua por la justicia francesa antes de que fueran anuladas las leyes de obediencia debida y Punto Final, y luego, juzgado en nuestro país con la misma condena.