Así lo señala el último informe del Estudio de Miguel Bein, principal economista del ex candidato presidencial del Frente para la Victoria, Daniel Scioli. El trabajo describe una situación internacional compleja, pero de todas formas sostiene que «las bajas tasas de interés en los mercados, frente a los obstáculos que encuentra la Fed para apurar la suba de tasas, y la inyección de liquidez de los bancos centrales de la Zona Euro y Japón, abren una ventana para apalancar la economía partiendo de los bajísimos niveles de deuda en el mercado».
Al respecto, explica que «el apetito por riesgo de los mercados -aunque más selectivo frente a la mayor volatilidad- y la baja deuda en el mercado podrían ayudar a escribir una historia de recomendaciones de compra en Argentina durante los próximos meses».
Además del humor de los mercados internacionales, según Bein las posibilidades del país de acceder al financiamiento externo dependerán de dos factores. Uno es «el rumbo de las negociaciones con los fondos buitres y la reposición del stay para abrir la cuenta capital y salir del default selectivo».
Bein no deja de criticar la «inconsistencia entre el programa fiscal y la meta de inflación». Sostiene que será necesario «el marketing del programa económico, que aleje del radar de los inversores lainconsistencia entre el programa fiscal (con anuncios de recortes en subsidios de 1,5% del PIB que, según nuestros cálculos, tendría un impacto directo de 9 puntos en la inflación) y los anuncios de metas de inflación (20%/25% interanual para este año)».
Financiamiento más caro
El informe describe un escenario internacional caracterizado por precios de commodities más bajos y costo financiero más alto. Las perspectivas son malas particularmente para la región latinoamericana y al respecto recuerda que el Fondo Monetario internacional revisó las proyecciones de LATAM para 2016 desde +0,8% a – 0,3%.
Con todo, el Estudio Bein señala elementos que diferencia la turbulencia actual de la crisis financiera de 2008 y que identifican como «cinco estabilizadores». Uno es que, a diferencia de la crisis sub-prime, donde la caída en los precios de las viviendas licuaba el balance de los bancos produciendo una parálisis del crédito, la corrección del precio del petróleo si bien puede desencadenar eventos de default aislados en empresas apalancadas del sector,no tiene un impacto sistémico directo sobre los bancos.
El segundo es el manejo gradual de la Reserva Federal de los Estados Unidos que tiene incorporado una tasa de interés del 1,375% al final del año (consistente con 4 subas de 25 puntos básicos), podría ser aún más gradual si la aversión al riesgo sigue fortaleciendo al dólar. Mientras, tanto la promesa del Banco Central Europeo acerca de que «no tiene límites» en el uso de herramientas para revertir las presiones deflacionarias, devolvió tranquilidad transitoria.
También señala al rol de China como prestamista de última instancia, algo que en los últimos años ayudó a estabilizar la situación en Rusia, Venezuela, Argentina y la eventual competencia desde los organismos multilaterales.
Un cuarto elemento es el aumento estratégico de los stocks en China frente al desplome de los commodities. Y finalmente indica el efecto-ingreso neto positivo asociado al desplome del precio del petróleo, si la propensión marginal a consumir de los países importadores netos resulta mayor a la de los exportadores netos de petróleo.
El trabajo considera que la evolución de la economía china tendrá distintos efectos sobre los precios de las materias primas, en un contexto que favorecería relativamente a la exportación de soja. Sostiene la transición hacia un modelo de crecimiento en China con menor participación de la inversión debería tener un impacto más amplificado sobre los precios de los commodities industriales que fueron utilizados como insumos intensivos en el proceso de producción basado en la inversión de los últimos años (cobre y hierro), modelo que ha venido exhibiendo señales de agotamiento.
En cambio, en el caso de los commodities agrícolas, la transición hacia una economía con mayor participación del consumo privado y de los servicios debería seguir sosteniendo su demanda estructuralvis a vis el aumento de la participación de la proteína animal en la dieta de los consumidores.
En tal sentido, y poniendo el foco en los precios de las materias primas, el arrastre estadístico negativo que dejaron los precios promedio de diciembre de 2015 para 2016 alcanza 27% para el hierro, 24% para el petróleo, 16% para el cobre y sólo 3% para la soja.