El prestigioso diario New York Times, analizó los primeros días del gobierno de Mauricio Macri. En el articulo publicado ayer, alerta por algunas medidas económicas que pueden producir tensiones entre el gobierno y el sector de los asalariados, al tiempo que señala que señaló que su gobierno generó una transferencia de ingresos que perjudicó severamente a la clase trabajadora.

Mauricio Macri se aseguró la presidencia de Argentina el mes pasado, recurriendo a la fatiga de los votantes de un movimiento político de izquierda que había gobernado durante más de 12 años. Basó su campaña sobre una plataforma de cambio, y la promesa de unir a las facciones enemistadas, mientras esquivó en gran medida brindar propuestas políticas concretas. Macri logró el 51 por ciento de los votos. Pero ahora, a sólo tres semanas de su mandato de cuatro años, los cambios económicos radicales del presidente enturbian a la Argentina, acentuando la brecha que pretendía cerrar y llevando a muchos argentinos a dudar si él cambio, será para mejor.

«Votaron por él para sacar al gobierno, pero no pensaron en lo que iba a venir», dijo Damián Raspa, de trabajador de 36 años de una fábrica de La Matanza, un barrio de clase trabajadora del Gran Buenos Aires donde el Sr. Macri perdió con su principal rival en las elecciones, Daniel Scioli.

La devaluación y el recorte de impuestos a las exportaciones favorecieron a los influyentes agricultores de la Pampa Argentina que habían especulado acerca de tales movimientos acaparando de su cosecha de cereales, aunque luego llegaron a un acuerdo con el gobierno de Macri en vender inmediatamente miles de millones de dólares del stock de cereales, como la soja, para aliviar la escasez de fondos en el Banco Central.

Pero mientras estas exportaciones agrícolas son ahora más rentables para los agricultores, para la gente como el Sr. Raspa, la devaluación está erosionando su salarios y alimentando los aumentos de precios, ya que las importaciones se encarecen.

Los cambios económicos radicales acentuan la brecha que pretendía cerrar y llevan a muchos argentinos a dudar si él cambio, será para mejor.

 

En sus primeros días en el cargo, el Sr. Macri ha utilizado fuego rápido y cambios de mercado destinados a revitalizar la economía después de un estado de inactivadad en materia inversión empresarial y de lento crecimiento en los últimos años. En contraste con su predecesora, Cristina Fernández de Kirchner, quien tuvo fuertes enfrentamientos con los agricultores y prefirió fomentar la demanda a través de políticas como subsidios a la energía para los consumidores.

Al sentar las bases de la devaluación, el Sr. Macri desechó la mayor parte de los controles de divisas de la señora Kirchner, una medida impopular que había frustrado la inversión extranjera porque las empresas no pudieron repatriar sus ganancias. También se espera poner fin a los procedimientos burocráticos que impedían a los fabricantes importar equipamiento necesario y partes. A medida que el gobierno busca reducir el déficit presupuestario más grande de tres décadas, Juan José Aranguren, el ministro de Energía, ha dicho que los costosos subsidios a la energía se están revisando.

Muchos argentinos aceptan los cambios. Daniel Álvarez, de 57 años, que trabaja en una ferretería en La Matanza, dijo que bajo el gobierno de Kirchner, las precarias reservas del Banco Central estaban sufriendo una hemorragia para apuntalar el peso. «No dejaron un dólar», dijo Álvarez.

«Tanto Macri, como Scioli iban a devaluar. No había otra opción para obtener dólares. Sí, favorece directamente a los agricultores, pero la idea es que indirectamente nos favorezca a todos».

Al reducir los impuestos a la exportación para los agricultores – y los fabricantes, también – el señor Macri quiere aumentar los beneficios empresariales; aliviar las restricciones de importación proporcionará un mayor margen para reinvertir esos beneficios, impulsando la producción y, posteriormente, el crecimiento económico, dicen sus asesores.

Mario Blejer, ex presidente del Banco Central, asesor del Sr. Scioli, dijo que Macri estaba en el camino correcto. «Sin crecimiento, no es posible la redistribución del ingreso», dijo Blejer. «Y para crecer, se necesita inversión». Pero en el corto plazo, existe el peligro de alimentar la inflación, que ya es de un 25 por ciento, según estimaciones no oficiales utilizadas con frecuencia debido a la falta de mediciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INDEC).

A su vez, si los salarios reales no logran mantenerse al día, podrían estallar batallas podrían entre el gobierno y los poderosos líderes sindicales.

Las organizaciones políticas y sociales ya están en pánico producto de los movimientos del señor Macri. «Estamos muy enojado y preocupado», dijo Juan Grabois, abogado de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, que representa a los trabajadores en la economía sumergida de la Argentina, como recicladores y vendedores ambulantes. «Esta es la falsa teoría de la economía de goteo que sólo dará lugar a la destrucción del tejido social de la Argentina.»

En tanto, Eduardo Levy Yeyati, profesor de economía en la Universidad Torcuato Di Tella y profesor visitante de política pública en la Escuela de Gobierno Kennedy de la Universidad de Harvard, dijo que Macri, se habia pronunciado elípticamente acerca sus planes durante la campaña, y ahora enfrenta la difícil tarea política de seguir adelante con los ajustes a pesar de que la economía, impulsada por el gasto pre-electoral del gobierno, y que ha crecido este año.

«Hay una desconexión entre la percepción y la realidad económica», dijo el profesor Levy Yeyati, haciendo hincapié en la insostenibilidad de un gran déficit presupuestario y una moneda sobrevaluada. «Es imposible explicar estas cosas al público cuando se percibe que se está bien”.

Macri también debe andar con cuidado, dijeron los analistas, debido a escueto margen de victoria en las elecciones. La decisión de nombrar temporalmente magistrados del Tribunal Supremo por decreto, sin pasar por el Congreso durante su receso de verano, fue criticada como una extralimitación del poder ejecutivo. Esto, junto con los movimientos hacia el desmantelamiento de una ley de medios que se apoyó fuertemente por los partidarios de la señora Kirchner, le ha dejado menos margen para medidas impopulares.

Macri ya se ha movido para enfriar las tensiones económica con gestos como mantener los programas de control de precios de la señora Kirchner y ofreciendo un pequeño pago por única vez a alrededor de ocho millones de beneficiarios de pensiones del Estado o las prestaciones por hijos.

Sin embargo, ya se están sintiendo las repercusiones. «Son los trabajadores que siempre pagan por estas crisis», dijo Raúl Lemos, de 54 años, administrador de una tienda de pinturas en el centro porteño, mientras hace clic a través de una lista de precios en línea que muestran que el precio de algunos productos ha aumentado en un 25 por ciento durante la noche. «Las ventas van a caer.»

Del mismo modo, Sergio Camerucci, de 52 años, que fabrica trofeos y los vende a las ligas deportivas, dijo que el precio del plástico que necesitaba para hacer las bases de trofeos se elevó en un 20 por ciento después de la devaluación.

La mayoría de los economistas esperan que la devaluación – y la elevación de las tasas de interés para anclar el peso – puedan dar lugar a un anémico crecimiento o una recesión en 2016, antes de que un repunte en 2017, tal vez con un crecimiento del 3,5 por ciento, según Sebastián Vargas y Pilar Tavella, economistas de Barclays en Nueva York.

Este año, el crecimiento será del 0,4 por ciento, según el Fondo Monetario Internacional; otros economistas predicen que será mayor. Los partidarios del Sr. Macri parecen entender esta progresión. «Los últimos 12 años fueron terribles», dijo Camerucci sobre el movimiento político de la señora Kirchner, señalando una caída de las ventas en los últimos tres años y las restricciones a las importaciones, lo que hizo difícil comprar la maquinaria que necesitaba, «tenemos que ser pacientes, pero estamos en un buen camino.»

Daniel Scatilazzi, de 44 años, que vendía empanadas caseras y sándwiches en un puesto, dijo que va a sufrir ya que los precios subieron pero entienden los motivos del Sr. Macri. «Voy a apoyarlo igualmente», dijo el Sr. Scatilazzi, ex defensor de la señora Kirchner, pero que votó por el Sr. Macri porque quería un cambio. «Tenemos que darle tiempo para trabajar. Vamos a ver si en seis meses esto produce algún fruto «.

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