Un informe especial realizado por los Comunicadores del Campo Popular desnuda la verdad sobre la infraestructura en materia de Educación en la provincia de Buenos Aires.
Escuelas abandonadas, alumnos cursando en aulas contenedores, pésimas condiciones edilicias y chicos expuestos a todo tipo de peligros. Una verdad que los medios oficialistas ocultan deliberadamente para que no te enteres de la desidia de la gobernadora bonaerense revelada por los medios populares.
Así tiene María Eugenia Vidal a la Educación Pública de la provincia de Buenos Aires.
Ni bien asumió, la Gobernadora Vidal canceló la construcción de una escuela que estaba a punto de inaugurarse en Río Alegre, Merlo. En su lugar envió containers para los alumnos. Por Visión Caleidoscopio
Bajo el cielo azul, los caranchos sobrevuelan las estructuras vandalizadas de lo que iba a ser la Escuela de Educación Secundaria de Rio Alegre. La Gobernadora Vidal la abandonó a punto de terminar, así como a otros centros educativos y hospitales de la Provincia de Buenos Aires.
Ahí están los pajarracos carroñeros, desplegando sus alas sobre los restos de un sueño, el sueño de los jóvenes devorados por un destino incierto.
Matías, un joven estudiante del barrio, narra que esperaba estudiar en la escuela nueva. Pero un día de diciembre de 2015 vio atónito que retiraban las máquinas y a los trabajadores para no regresar jamás.
Poco a poco se va destruyendo lo hecho. Se caen los vidrios y los aislantes. Los ventanales que asomaban a la vida, van quedando como muestra latente de que el odio lo puede todo
Cuando Matías describía lo que la escuela iba a ser, el brillo de sus ojos componía otro destino. Tendría SUM, biblioteca, laboratorio, y un patio de juegos y recreos con el mástil central… El brillo de sus ojos es aprender, construir, vivir a pesar de ellos…
Se puede morir de una y mil maneras. Una de ellas es la muerte lenta a la que se condena a miles de jóvenes cuando se los somete a mecanismos certeros de abandono sistemático.
La baja en la edad de imputabilidad, las cárceles y la imposición en el patrón de sentido común- que construye que esos jóvenes merecen ser linchados o matados por una bala del gatillo fácil- soslaya que a esa muerte física le antecedió la muerte civil de haberlos dejado sin derechos, sin escuelas, sin futuro.
Se suspendió la construcción de una escuela. En su lugar se colocó a los estudiantes en unos conteiner cuyo alquiler mensual seguramente equipara a no muy largo plazo los costos de terminar el edificio que yace al lado entre escombros y desilusión.
El mensaje fue muy claro: -Esto es lo que te merecés. Esta es la caja en la que pongo tu vida.-
Movidos por la supervivencia y el amor, bregamos cada día por vivir de pie, con el corazón abierto.
Cuando los cuerpos de Sandra y Rubén quedaron tendidos en la escuela que habían amado tanto, también en Rio Alegre se quedaron sin suministro de gas y los niños sin el desayuno de la mañana.
Fue en ese momento, ante el riesgo del cierre de la escuela, que un grupo de madres, hoy “Las mamas de la olla”, plantaron bandera.
Melisa, Graciela, Yesica, Débora y la maestra Mariana encendieron la leña para una olla gigante y a fuego lento, preparaban mate cocido, amasaban el pan y cada mañana alimentaban a sus hijos y a los hijos de todos.
No se quedaron ahí y sumando voluntades, fueron por más. Pintaron la escuela a pleno sol de enero para que los hijos de la comunidad de Río Alegre no vieran el gris de la desidia en sus aulas.
Si la meritocracia es cierta, estas madres se merecen todo, porque todo lo hicieron trabajando. Pero el Estado hoy no premia a las madres ni a los pibes, ni a nadie. El Estado no monta la estructura socioeconómica para proteger la vida y sin educación, sin trabajo, sin comida, muchos jóvenes van a sucumbir….
¡Gobernadora Vidal, hágase cargo porque cada día cuenta!!! Cada día se nos va de las manos un poco de vida! Por lo menos, termine lo que la gestión anterior, con buen tino, planeó para Rio Alegre “Una escuela hermosa!”.
Hoy, Mariana, las madres y los niños, izaron la bandera que ascendía dejando atrás las ruinas de la escuela abandonada.
Los chicos saben el Himno. Los chicos saben de mirar el cielo de lo que pudo ser y hacen patria en cada estrofa que desanda, el oscuro porvenir que otros planean para ellos.