Una imagen vale más que mil palabras. Una imagen impacta. Es lo que ha sucedido estos últimos días con la foto del niño kurdo-sirio que apareció muerto en una playa de Turquía.
Estamos viendo imágenes de gente que trata de llegar a los países más ricos, que por lo general cierran sus puertas o ponen un límite para aquellos que pueden llegar.
Ahora bien, imágenes como estas hay en muchos lugares del planeta. La pregunta es ¿por qué las otras imágenes no impactan?
¿Qué pasa con aquellos que han huido de Somalía, de Sri Lanka, de Afganistán, o cuando en el año 2003 Estados Unidos bombardeó e invadió Irak y gran parte de los medios de comunicación invisibilizaron el drama de aquellos que se convertían en desplazados y refugiados? ¿No existían imágenes, acaso?