Mauricio Macri tendrá una dura tarea a partir del 10 de diciembre como próximo presidente de la Argentina. El líder de la alianza Cambiemos se encontrará con un desafío que deberá superar para garantizar la gobernabilidad: deberá decidir sobre los destinos del país con un Congreso sin mayoría propia y tendrá que negociar cada proyecto de ley con el resto de los bloques.

En lo inmediato, Gabriela Michetti sucederá a Amado Boudou en la presidencia del Senado, mientras que la conducción de la Cámara baja quedaría en manos del ministro de Gobierno y principal armador del Pro, Emilio Monzó, según trascendió hace algunas semanas. Patricia Bullrich será quien ocupe la titularidad del bloque de diputados en lugar de Federico Pinedo, quien pasó al Senado.

La elección a nivel legislativo ya arrojó sus resultados el 25 de octubre pasado con números favorables para la Frente para la Victoria en la Cámara baja. Con la renovación parlamentaria, el espacio K contará con 98 miembros, mientras que la segunda minoría será para la UCR y sus aliados, con 43 miembros, y el Pro quedará como tercera fuerza, con 42 integrantes. Con sus socios de la Coalición Cívica, radicales y macristas quedarían a más de 10 bancas de alcanzar al oficialismo actual.

Sin embargo, el triunfo de Macri sobre Scioli y el final de un ciclo de 12 años de gobierno de un mismo signo político generarán un cimbronazo dentro del bloque del Frente para la Victoria, donde quedará en tela de juicio la homogeneidad que hoy manifiesta. Los reacomodamientos ya comenzaron a gestarse los días previos y partir de este mismo lunes comenzarán las definiciones.

El bloque K ya no contaría con aliados habituales como el Frente Cívico por Santiago y el Frente Renovador de la Concordia de Misiones, más un número importante de peronistas que irían por la reconversión del Partido Justicialista, encabezados por el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey y el diputado electo José Luis Gioja, exmandatario de San Juan.

En Diputados, el kirchnerismo puro quedaría conformado entonces por algo más de 40 diputados, incluyendo a los 24 camporistas, tres representantes del Movimiento Evita y los restantes del kirchnerismo duro.

Las dudas pasan por si los quiebres sobrevendrán de inmediato, a partir de la designación de nuevas autoridades. La jefa actual, Juliana Di Tullio, suele reiterar cada vez que se presenta la oportunidad que más allá del resultado electoral, Cristina Kirchner seguirá siendo “su única conductora”.

A partir de ese precepto, queda claro que buena parte del bloque seguirá respondiendo a la actual jefa de Estado, con figuras de peso como Carlos Kunkel, Héctor Recalde, Teresa García, Carlos “Cuto” Moreno, Diana Conti, Julio De Vido, Remo Carlotto y Edgardo Depetri.

Pero además, serán claves los acuerdos que cada bloque pueda conseguir con el Frente Renovador de Sergio Massa, al que no habrá que subestimar, ya que cuenta con casi una treintena de legisladores, un número más que suficiente para definir la suerte de una votación.

En el Senado, Macri se encontrará con un panorama más difícil, ya que el Frente para la Victoria reforzó su mayoría y tendrá en el futuro 40 senadores, contra 16 de las fuerzas que integran Cambiemos. Aunque no se descarta que una derrota de Scioli repercuta también en el bloque conducido por Miguel Pichetto.

Mientras tanto, el próximo jueves 3 de diciembre se celebrarán las sesiones preparatorias en ambas cámaras del Congreso, donde jurarán los legisladores electos y se darán las primeras confrontaciones de cara a la renovación de autoridades.

print