El excéntrico economista, Javier Milei, se refirió a la actualidad económica argentina, durante una entrevista que le realizó Jorge Dorio en SOMOS RADIO -AM530- y le apuntó al gobierno por su lentitud en el ajuste fiscal y la política de endeudamiento, que según el especialista «por suerte a estos salames se les cortó a los dos años porque sino podrían haber hecho un desastre mucho peor».
Crítico tanto de la gestión económica K, como de la que puso en marcha el macrismo, Mileil consideró que «Cambiemos tuvo un mal diagnóstico de la economía, porque puso al frente a un keinesiano, no hay mucha diferencia entre Alfonso Prat Gay y Axcel Kicillof».
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«Una de las exigencias que haría el Fondo Monetario Internacional a la Argentina es, por un lado que el Banco Central no compre más los dólares que era (Luis) Caputo de endeudamiento, por otro lado que se desarme la bomba de las Lebacs y la posibilidad de controlar agregados monetarios», explicó y aseguró que en esa línea, «seguramente renuncia Federico Sturzenegger».
Por otro lado evaluó que, si efectivamente, «el FMI le exige a la argentina que Sturzenegger no pueda comprar esos dólares, haría que se emita menos dinero y consecuentemente se va a caer el precio del dólar, con lo cual te aseguras poder hacer Carry Trade (bicicleta financiera), es decir te vas a quedar en Lebacs o haciendo tasa», lo que calificó como riesgoso.
«Lo que está haciendo el Fondo es crear la ingeniería financiera para que se generen incentivos a salir de las Lebacs», dijo.
Según su perspectiva, «el ajuste que está haciendo el gobierno va más lento que una tortuga embarazada y por eso terminamos en el FMI» y criticó duramente el rumbo de la economía, tras alertar que «así va seguro a una recesión»
Finalmente lanzó una frase lapidaria: «Por suerte a estos salames se les cortó el financiamiento a los dos años porque si no podrían haber hecho un desastre muchísimo peor».
Sobre el tema tarifas el economista dijo había una forma de salir del esquema de subsidios pero valorizando los contratos y no con la «pavada que hizo Aranguren de pegarle un sobreprecio».
