No pegan una, pero se creen el mejor equipo en los últimos 50 años. El tarifazo a los servicios públicos puso de rodillas a las Pymes y frenó las inversiones del sector que ya venía desahuciado por la caída del consumo, producto de la retracción del mercado interno, tras la brutal devaluación y la pérdida de poder adquisitivo del salario.
Pero como no les alcanzó, ahora el gobierno fue por más y pone en riesgo las inversiones que tenía en carpeta la multinacional The Coca Cola Company.
La casa matriz, ubicada en Atlanta, Estados Unidos, anunció que dejará de invertir en la Argentina si no se revee la suba del impuesto a las bebidas gaseosas. El monto previsto para los próximos años asciende a 1.000 millones de dólares.
Es tras el anuncio de un impuestazo a las gaseosas. Sin embargo, como ya quedó demostrado con los vinos, podría ser una simple moneda de cambio para negociar lo que realmente le importa al gobierno. Bajar el costo del salario para hacer más competitiva la producción nacional a costa de empobrecer a los trabajadores. Algo parecido al modelo Asiático.
Parece que los pronósticos de Mauricio Macri no se cumplieron. Durante el Mini Davos celebrado en septiembre pasado, Macri había indicado la cercanía del CEOde Coca Cola con las políticas implementadas en el país: «El CEO de Coca-Cola es fanático de esta etapa de la Argentina». Estas palabras surgieron luego de una cena que tuvo con Muhtar Kent, director de Coca Cola.
Sin embargo, la decisión que tomó el Gobierno Nacional de aumentar los impuestos sobre las bebidas azucaradas no fue tomada con buenos ojos por por Coca Cola. La empresa líder en el mercado de gaseosas paga hoy un 4% de impuestos internos en las bebidas sin azúcar y con mayor porcentaje de jugo en su composición. En las azucaradas abona un 8% por ese tributo. Con el cambio propuesto por el ministerio de Hacienda, las no azucaradas no pagarían internos, pero las que tienen azúcar treparían al 16%.
Asimismo, la empresa dejaría de comprar jugos de frutas en el país. Desde el sector de empresas azucareras locales aseguraron que, según un cálculo preliminar, el aumento de impuestos a las bebidas gaseosas implicará 100.000 toneladas menos de venta de azúcar a las embotelladoras que se tendrán que exportar a precios muchos más bajos.