Por Gabriel Eiriz – @gabrieleiriz
Mauricio Macri busca inversiones desesperadamente y no duda en reunirse con los mismos empresarios que tuvieron en jaque al país durante años tras comprar bonos basura para luego litigar contra la Argentina y alzarse con miles de millones de dólares.
Tal es el caso de los fondos Black Rock y Blackstone, a quienes les prometió -con la complicidad de Diego Bossio y Marco Lavagna– que en 60 días tendrá listas las reformas fiscales y laborales que atentan contra los trabajadores, la clase media y las Pymes.
«Espero convencerlos de que la Argentina es el mejor país para sus inversiones», subrayó Macri, y afirmó que tiene «mucha esperanza» en que el país reciba nuevas y más inversiones de firmas de los Estados Unidos. Según fuentes del Gobierno, el Presidente informó sobre el «crecimiento de la economía, la reducción del déficit fiscal y sobre el compromiso del Gobierno de seguir avanzando con una gran reforma», incluyendo la tributaria, que por estas horas discute con gobernadores y legisladores del PJ.
Lo cierto es que Argentina se sostiene a puro endeudamiento, el déficit fiscal sigue creciendo -el Estado gasta más de lo que le ingresa- y la inflación, que parece mostrar una tendencia a la baja, es en realidad un acomodamiento contrastado con el salto que pegó en 2016 producto de la devaluación y los tarifazos en servicios públicos, que aún no se terminaron de aplicar. En el presupuesto para el el próximo año hay contemplada una toma de deuda de 56 mil millones de dólares, es decir, el plan es seguir financiando el déficit fiscal con deuda.
Esta semana se refinanciaron bonos por 800 millones de dólares en Letras del Tesoro y se colocó deuda en Euros por 3000 millones en bonos con vencimientos en los años 2023, 2028 y 2047. Es un barril sin fondo por el cual entran los dólares y se van por la canaleta del gasto corriente y la bicicleta financiera.
Mientras tanto, el presidente le dijo a los usureros que especularon con el default argentino que “Espero convencerlos de que la Argentina es el mejor país para sus inversiones”, durante el almuerzo que compartieron en el edificio del fondo buitre Black Rock, en Manhattan.
Estas empresas, junto al Fondo NML de Paul Singer embolsaron casi 10 mil millones con la cancelación de los bonos basura que adquirieron por apenas unos cientos de millones y ahora se reúnen con el pagador para evaluar reinvertir esa plata en el país, no como una actitud altruista ni caritativa, sino para seguir abultando sus colmados bolsillos que, lejos de derramar… fugan.
Macri no estuvo solo, contó con la complicidad de n ese punto los tres gobernadores que participan de su gira Juan Schiaretti, de Córdoba; Miguel Lifschitz, de Santa Fe y el entrerriano Gustavo Bordet. Los tres elogiaron algunos puntos importantes de su política.
«Acá somos tres gobernadores de fuerzas opositoras que coincidimos en la apertura al mundo y no vemos a la globalización como un enemigo, necesitamos que vengan inversiones y que encuentren reglas claras para invertir», dijo Schiaretti a los buitres.
En tanto, el santafesino Miguel Lifschitz agregó que «Por primera vez en muchas décadas hay condiciones para invertir en la Argentina»
Entre quienes escuchaban se encontraban, entre otros, y además de Fink, Andrew Liveris (Dow Chemical), Sue Wagner (Apple), Darío Speranzini (General Electric Co), Laxman Narasimhan (Pepsi Co), Haisong Jiao (SAFE) y Jorge Pérez (Group of Florida).
Finalmente, y para calmar las ansias, Macri les confirmó que hoy habrá reunión con los gobernadores en Casa Rosada, para afinar el lápiz y ponerse de acuerdo en el avance de reformqs ominosas que, tal como están planteadas, son muy atractivas para los inversores, pero dejan en estado de extrema vulnerabilidad a los trabajadores argentinos