Uno de los principales objetivos de la exploración planetaria de Marte es la búsqueda de condiciones de habitabilidad que permitieran la existencia de vida extraterrestre. Y la presencia de agua es una de las condiciones indispensables para la vida tal y como la conocemos. Por ese motivo, desde hace décadas los equipos de científicos que trabajan en este campo han ideado decenas de estrategias para detectar la presencia de agua en el planeta rojo tanto en el pasado, como hoy en día. Pero muy pocos trabajos han podido demostrar que existe agua fluyendo por la superficie de Marte.
Hace pocos meses, el vehículo marciano ‘Curiosity’ detectaba en el Cráter Gale los primeros indicios de agua líquida en las primeras capas de la superficie del planeta, resultados que se publicaron en un trabajo liderado por investigadores españoles. Pero en aquella ocasión no pudieron ver de forma directa las rocas de sal hidratadas de las que hablaba la investigación, ya que sólo ocurren por la noche y el rover no funciona a esas horas debido a las bajas temperaturas, que oscilan entre los 50 y los 80 grados bajo cero.
Ahora, otro trabajo liderado por investigadores del Instituto de Tecnología de Georgia (EEUU) ha encontrado nuevas evidencias de la presencia de agua líquida fluyendo por la superficie de Marte en la actualidad. Pero no es tan sencillo como mirar por un telescopio y ver ríos o cataratas cayendo por las montañas marcianas. De la misma forma que en el trabajo publicado gracias al análisis ambiental realizado por ‘Curiosity’, los investigadores han encontrado sales hidratadas en unas misteriosas manchas de formas alargadas que aparecen en los taludes de la superficie marciana durante el verano del planeta rojo.
Los investigadores que trabajan analizando Marte llevan años preguntándose qué podría modelar esos extraños surcos que aparecen y desaparecen con el cambio de estación. Hasta ahora se preguntaban si serían flujos de arena o marcas de dióxido de carbono o quizá agua… El trabajo recién publicado por la revista Nature Geosciences y liderado por Lujendra Ojha, investigador del Departamento de Ciencias de la Tierra y la Atmósfera del Instituto de Tecnología de Georgia, zanja por fin el debate. En concreto, analizaron cuatro puntos del planeta en los que se producen este tipo de surcos, que los investigadores llaman RSL, por la siglas en inglés de Líneas recurrentes en pendiente: los cráteres Hale, Palikir,y Horowitz.
Según han podido demostrar los investigadores, se trata de sales -cloratos de magnesio y percloratos de magnesio y sodio- hidratadas por lo que los autores consideran agua líquida que circula por la superficie en la actualidad cuando la temperatura en el planeta es más favorable.
«Tiene que haber un ciclo del agua en Marte«, sentencia a este diario el autor principal del estudio, Lujendra Ojha. «El problema es que aún no lo comprendemos», reconoce.
Las conclusiones apuntan en la misma dirección que el estudio realizado en el Cráter Gale, aunque, como señala Ojha, de una «forma menos teórica mediante el hallazgo de percloratos con rasgos de estar en presencia de agua líquida». Pero no se trata de un descubrimiento como se podría producir en la Tierra, de forma directa. Los investigadores llegaron a esta conclusión después de analizar la absorción espectral de esos materiales presentes en las misteriosas marcas presentes en las laderas inclinadas de Marte gracias a un instrumento -un espectrómetro- de la sonda Mars Reconnaissance de la NASA, que pudo reconocer estos percloratos y cloratos en el rango de los infrarrojos.
«La gran concentración de sales hace que este espeso líquido sea poco volátil y rebaja su punto de congelación en unos 80 grados, respecto al del agua pura, lo que permite que subsista en fase líquida aún en las extremas condiciones marcianas«, asegura el astrónomo Rafael Bachiller, director del Observatorio Astronómico Nacional.
¿Pero de dónde viene ese agua?
«Todavía no está claro de dónde proviene ese agua y qué ciclo sigue. ¿Es agua que proviene de la atmósfera? ¿O de la primera capa bajo la superficie? ¿O quizá surge desde un acuífero?», se pregunta Ojha.
Para otros colegas, hay unas teorías que serían más plausibles que otras. «Marte podría estar geológicamente vivo y eso es muy importante para la vida», comenta el geólogo planetario del Instituto de Geociencias (IGEO) de la Universidad Complutense de Madrid y el CSIC Jesús Martínez Frías. «La actividad geológica modifica los ambientes desde un punto de vista físico y químico y eso puede determinar las condiciones para la habitabilidad«, afirma Martínez Frías.
Aunque el estudio de Ojha y sus colegas demuestra la presencia de agua líquida -aunque sea de una forma efímera en cuanto a su duración en superficie-, un posible ambiente para la vida no tendría lugar en la superficie. La radiación ultravioleta que hay en Marte prácticamente destruiría cualquier tipo de materia orgánica conocida. Pero esa no es la única opción. De hecho, un estudio llevado a cabo por el equipo del propio investigador español Martínez Frías ya demostró que hace falta un espesor muy pequeño de algún material como el basalto, el yeso o la jarosita (todos ellos presentes en Marte) para proteger de la radiación a una posible bacteria candidata a habitar bajo la superficie del planeta rojo.
«Aunque Curiosity ya ha realizado algún orificio, sería necesario poder seguir horadando el suelo del planeta rojo para examinar el material bajo tierra, pues en el subsuelo del planeta las condiciones podrían ser mucho más idóneas que las superficiales para contener agua líquida», explica Bachiller.
Sin embargo, para tener la prueba irrefutable tanto de la presencia de ese posible flujo de agua bajo la superficie marciana como de una posible forma de vida en Marte haría falta prácticamente que los científicos puedan coger con sus propias manos esos materiales y perforar su superficie. «Y es algo que espero ver con mis propios ojos», dice Martínez Frías. «Es posible que en el año 2030 o 2035 se haga una misión tripulada a Marte…».