Este fin de semana, la jueza Federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado se refirió durante una entrevista en LN+ a un escandaloso caso, que pasó extrañamente casi por debajo de radar, en el que se probó que el fiscal provincial Claudio Scapolan era el jefe de una banda de narcopolicías en la provincia de Buenos Aires. Lo investigó tanto a Scapolan, como a los oficiales involucrados, hasta que en determinado momento la separaron del caso. La magistrada sostuvo: “Por primera vez en la historia me sacan una causa”.

Fue a pedido de dos abogados. Uno de ellos se llama Marcelo D’Angelo, quien era miembro del equipo del ministro de Seguridad bonaerense durante la gestión de Vidal, Cristian Ritondo, y venía de trabajar con él en la Legislatura porteña. El exfuncionario de Ritondo defiende a policías narcos después de haber trabajado en Ministerio de Seguridad de Vidal, donde estaban los jefes de esos policías narcos.

Según cuenta Arroyo Salgado, es desplazada, apela a una cámara de San Martín y la reponen. Termina yendo entonces contra los narcos y contra el fiscal Scapolan.

Entonces es que la Cámara de Casación unipersonal, representada por el juez Mariano Borinsky, la volvió a remover de esa investigación para que caiga en manos del juez Emiliano Canicoba Corral, hijo de Rodolfo Canicoba Corral.

En su columna en el diario La Nación, casi escondido en los últimos párrafos, el periodista Carlos Pagni explica que «lo que denuncia Arroyo Salgado es un enorme problema para la oposición, porque estamos hablando de Ritondo, que es candidato a gobernador, apoyado por Macri y María Eugenia Vidal. ¿Santilli, su rival interno, festeja con esto? Debe festejar. Aunque no sabemos si, de ponerlo bajo la lupa, no encontramos cosas parecidas».

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