La vicepresidenta, Victoria Villaruel se desmarcó del presidente Javier Milei y lanzó duros mensajes al ejecutivo.

En primer término, cuestionó la intervención de Fuerzas Armadas en casos de Seguridad Interior que dispusieron la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y su par de Defensa, Luis Petri.

No estoy de acuerdo, lo dije en campaña y lo sigo sosteniendo. La función de las Fuerzas Armadas no es combatir a civiles, creo que había quedado claro con el tema de los 70. El narco es un civil para el derecho. En los 70 se combatió al terrorismo, ¿dónde están los que lo combatieron? Presos”, expresó en diálogo con TN.

Y explicó que con la legislación vigente si un agente del Estado lucha contra el terrorismo “el plexo legal no lo permite” ya que “los militares solo pueden combatir dentro de nuestro país ante una una declaración de sitio o ante un enemigo estatal del exterior”.

La vicepresidente señaló que en caso de modificarse la ley, el Estado debe respaldar las acciones de las Fuerzas Armadas y asumir la responsabilidad por las decisiones tomadas.

En caso de repeler el terrorismo, narcoterrorismo o cualquiera de las nuevas amenazas, los militares van a tener el respaldo estatal en la orden que se les está impartiendo sino pasa lo que pasó después en los 70′: un gobierno democrático que había dado una orden y luego esos agentes del Estado fueron inculpados. Incluso, hoy tenes gente que está pagando penas más gravosas que Videla o Massera”, completó.

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En otro orden, defendió el aumento de sueldo de los senadores, que ella había resuelto y que el Presidente ordenó revertir en medio de un show mediático. «Los legisladores tienen que ser retribuidos en forma digna. Para mí tienen que ganar bien, y no ganan bien. Un senador gana menos de 2 millones. Tampoco me parece bien lo que ganan los jubilados, no hay que seguir equiparando todo hacia abajo», expresó Villarruel. Y agregó: «A los senadores le delegamos nuestra vida porque promulgan leyes sobre la propiedad y la vida, después hablamos si lo hacen bien, mal o poco. Si les pagás poco van a ser susceptibles a la corrupción». 

Lejos de la posición histórica del presidente, que llegó a sortear su sueldo cuando era diputado, Villarruel sostuvo si no tienen buenos sueldos «sólo va a poder llegar al Congreso los ricos, los corruptos, los narcos o los que tengan un sponsor atrás». Por si hacía falta, enseguida reafirmó que no estaba de acuerdo con su visión del tema.

Entrando en detalles, la vicepresidenta explicó que «creía que el aumento que se les dio estaba por debajo de la inflación». «Di marcha atrás porque me lo pidió el Presidente. Nosotros hicimos un esfuerzo en el Poder Legislativo, espero que en el Poder Ejecutivo lo hagan también», sentenció.

Otra fuerte diferencia con el Presidente que expuso fue sobre la convocatoria a la sesión del Senado que trató, y rechazó, el DNU 70. “Estaba en juego la institucionalidad. Yo no puedo hacer lo que quiera, esto tiene que funcionar, se tienen que debatir las leyes. Yo soy un árbitro. El DNU ya tenía varios pedidos de muchos senadores para que se tratara. Puedo buscar el momento, pero no estar eternamente deteniéndolo”, dijo, respecto de la intención presidencial. «Esto no es un reinado», tomó aún más distancia con el estilo de Milei, «existen las leyes y hay que respetarlas para evitar un daño mayor».

Tampoco perdió la oportunidad de criticar a José Luis Espert, que ofició de vocero de los ataques que le dirigió la Casa Rosada cuando decidió seguir adelante con la convocatoria a tratar el DNU en el Senado. En plena operación contra la vice, Espert había dejado abierta la posibilidad de que ella buscara desestabilizar al presidente. «Si no sabés para qué opinás», le respondió ahora Villarruel con una sonrisa gastadora. 

La venganza contra el ahora diputado preferido de Milei se extendió a otro tema caliente que también roza al presidente: el llamado a una rebelión fiscal en la provincia de Buenos Aires. «Mientras sea un ciudadano común puede decir lo que quiera, pero como funcionario no puede llamar a desobedecer la ley. Hay que pagar los impuestos», lo fulminó. 

También se desmarcó de las postulaciones del presidente para la Corte Suprema de Justicia. «Me enteré por los medios», confesó cuando le preguntaron si la habían consultado antes de presentar los nombres de los dos candidatos oficiales a integrar la Corte Suprema. Más allá del desplante, se deshizo en elogios al decano de la Universidad Austral, Manuel García Mansilla, con el que comparte una visión más que conservadora del mundo, pero tomó distancias del juez Ariel Lijo.

Igualmente dejó claro que a la hora de impulsar la propuesta oficial en el Senado ella tiene «que mantener cierta independencia» y que no va «a estar presionando».

Aseguró además que se llevaba bien con la hermana del Presidente, cuyo nombre había ya surgido en la charla a la hora de hablar de las acusaciones de nepotismo contra una senadora de La Libertad Avanza, pero reconoció que las dos son mujeres «con carácter fuerte». 

«Las dos queremos lo mejor para Javier», explicó para enseguida agregar que en algunas cosas «somos bastante parecidas». «Cuando se juntan dos del mismo polo, las cosas se recalientan y pueden explotar», dijo entonces con sonrisas el entrevistador. «Claro –completo Villarruel. Y en el medio está Javier… ¡Pobre Jamoncito!

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