Diego Golombek, biólogo especialista en cronobiología, señaló en un hilo publicado en sus redes que “detrás de la carrera espacial, de tecnologías en comunicación, de los nuevos tratamientos en cáncer o en Alzheimer, del desarrollo energético, está el Estado. Detrás de las startups y del avance de las buenas ideas, está el Estado. Destruir estos desarrollos es, simplemente, destruirnos. Romper el futuro”.

El neurocientífico Fabricio Ballarini, recordó que “el CONICET y la ciencia argentina se encuentran en la élite. Está en el puesto 17 entre las 1745 instituciones gubernamentales del mundo dedicadas a la investigación. Y en el puesto 141 de 8084 instituciones académicas, científicas y gubernamentales a nivel global dedicadas a la investigación”.
“Sin ciencia no hay producción, no hay invocación productiva, no hay saltos en el conocimiento. En estos momentos Argentina, por ejemplo, está atravesando el boom de las startups. En muchas ramas científicas, por ejemplo Biotech. ¿De dónde vienen estas ideas? Del ambiente académico y científico. Sin científicos no habría cientos de proyectos para intentar resolver miles de problemas en salud, en ambiente, en energía, etc.”, agregó Ballarini.

Andrea Gamarnik, viróloga argentina, conocida por sus investigaciones relacionadas con el VIH, marcó que “soy investigadora del CONICET, viví 9 años en Estados Unidos y ganaba 10 veces más de lo que gano acá. Volví porque creo en un país más justo, en una sociedad más equitativa con oportunidades para los que menos tienen, para estudiar, desarrollarse y trabajar”.

Gabriel Rabinovich, bioquímico y doctor en ciencias químicas, posteó una imagen con la foto de Bernardo Houssay que reza “los países ricos lo son porque dedican dinero al desarrollo científico y tecnológico. Los países pobres lo siguen siendo sino lo hacen. La ciencia no es cara, es cara la ignorancia”. Jorge Aliaga, físico y ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas, planteó que “cuando se quiere eliminar el sistema de Ciencia y Tecnología público es retroceder a mediados del Siglo XX. Educación primaria no obligatoria a 1870. Que no haya Estado, 20.000 años, previo a Romanos, Griegos, Egipcios. Ideas que no existen en Europa, EEUU, Canadá, Japón, Australia”.

Martín Stortz, científico molecular, señaló por su parte que “el Conicet existe hace más de 6 décadas y es el motor de la producción científico-tecnológica del país. Sobrevivió a gobiernos de distinto signo e incluso las peores dictaduras. Todavía estamos a tiempo de evitar darle poder a este psicópata”.

Ernesto Resnik, biólogo molecular, se preguntó “¿qué persona que quiere manejar un país no entiende que la inversión en ciencia y salud no tienen una producción de valor inmediata peso x peso?, ¿qué estúpido imagina que un privado se va a hacer cargo de la ciencia básica y formación de profesionales?”.

Alberto Kornblihtt, biólogo molecular, advirtió que la propuesta de Milei “da desazón y tristeza. El candidato no conoce al CONICET. Tachó un ministerio y lo consideró innecesario. Eso no se lo vamos a permitir”.

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