Foto: Reuters

Todo indicaba que la jornada de ayer martes podía terminar mal. Debía ser un festejo histórico por la consagración del seleccionado nacional como campeones del mundo, por tercera vez en la historia. El desborde del domingo, cuando terminó la final en que Argentina venció a Francia y se consagró campeón del Mundial de Qatar 2022 fue un aviso. 3 millones de personas salieron a las calles a festejar el campeonato mundial y era previsible que el martes, con los jugadores como protagonistas en las calles, este cantidad se duplicara. Así lo previó el ministro de Seguridad Aníbal Fernández y diseño un operativo para llevar al plantel campeón a Plaza de Mayo donde se había dispuesto un escenario para que la gente pueda circular y ver a los jugadores. Lo de circular es discutible, pero esa era la idea.

Sin embargo, el capricho del presidente de la AFA, «Chiqui» Tapia, enemistado con el presidente Alberto Fernández, era circular por el conurbano y terminar en el obelisco. Las imágenes desde temprano en la mañana daban certezas de que eso sería imposible. Así se lo hizo saber el ministro Fernández, que insistió en llevar a los jugadores a Casa Rosada, como se hizo en los dos mundiales anteriores en que Argentina salió campeón.

La caravana que los jugadores de la selección Argentina emprendieron el martes al mediodía para saludar al pueblo y compartir la copa del mundo con la gente duró largas horas y se frustró antes de llegar al centro porteño, tal como quería el plantel y las casi cinco millones de personas que salieron de sus casas. El motivo, explicaron desde el Gobierno, fue el desborde generado por tanta efusividad popular que terminó hasta con un hincha arriba del micro y otro accidentado, luego de que ambos se arrojaran de un puente en medio de la autopista para poder abrazar a los jugadores. 

Hubo cruces entre el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández y el presidente de la AFA, Claudio «Chiqui» Tapia. A las ocho de la mañana, el ministro le envió al jefe de la AFA fotos sacadas desde un helicóptero que mostraban ya a esa hora el desborde en las calles. Luego llegó el plan de emergencia -previsto un día antes– con siete helicópteros y el tuit bravo de la AFA con halagos al ministro de seguridad bonaerense y durísimo con Nación. 

 

«No nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco, los mismos organismos de Seguridad que nos escoltaban, no nos permiten avanzar. Mil disculpas en nombre de todos los jugadores Campeones. Una pena», escribió Tapia vía Twitter. Luego, añadió «agradecemos a la provincia de Buenos Aires, encabezada por su ministro de seguridad Sergio Berni, que fue el único que acompañó durante toda la recorrida hasta la entrada a la capital sin registrar ningún incidente, permitiendo a los jugadores abrazarse al pueblo argentino».

El plantel realizó una caravana en colectivo desde el predio de la AFA, en Ezeiza, hasta la escuela de Cadetes de Policía Federal en Villa Lugano donde se subió a helicópteros. Ese era el plan de emergencia previsto por el ministerio de Seguridad de Nación si la situación se descontrolaba, algo que era muy posible porque desde la noche anterior la Federal monitoreó la Ciudad y los alrededores y anticipó a la AFA que la cantidad de gente iba a ser muchísima –advirtieron que incluso podía triplicar o cuadruplicar la que salió el domingo

La idea inicial de los jugadores era llegar al Obelisco. Cerca de las cuatro de la tarde, y después de 15 kilómetros a paso de hombre, el plantel entero subió a siete helicópteros –cuatro de la PFA incluyendo el H1 del Presidente, dos de la Provincia de Buenos Aires y uno de la CABA– los hicieron dar unas vueltas arriba del Obelisco y de Plaza de Mayo y volvieron al predio de la AFA en Ezeiza. 

A lo largo de la intensa tarde de sol, la información oficial fue confusa. Hubo idas y vueltas y las personas se movían de un lado a otro por las calles porteñas con calor y mucha incertidumbre, y la única certeza de conseguir una foto con los jugadores o hacer contacto visual con la copa dorada. Por más que no se dijo en ningún momento, este diario supo que la «Scaloneta» nunca quiso ir a Casa de Gobierno. Esa fue la primera oferta que le hizo Aníbal Fernández al titular de la AFA, Claudio «Chiqui» Tapia, y que volvió a realizar el mismo martes en una reunión con él por la mañana, a la que fue acompañado por el Jefe de la Policía Federal, Juan Carlos Hernández, y el subjefe, Osvaldo Mato.

El presidente Alberto Fernández, con información en sus manos que indicaba que sería muy difícil tener una foto con la Selección, estuvo todo el día en la Quinta de Olivos a la espera, por si algo cambiaba, pero con pocas esperanzas. La Casa Rosada, por las dudas, amaneció vacía. La noche anterior, Presidencia informó a la prensa acreditada que no podían acceder y tampoco ingresaría el resto del personal. Además, montaron pantallas y una bandera en el balcón. Eso encendió la ilusión de miles y miles que estaban en Plaza de Mayo pero que, de a poco, se apagó.

El Plan de contingencia

El martes a las 9 de la mañana, Aníbal Fernández tuvo una reunión con Tapia en Ezeiza. El titular de la AFA le dijo que el deseo de los jugadores era ir con el micro por la Autopista Ricchieri hasta el centro porteño. En Casa Rosada venían repitiendo desde el domingo que se haría «lo que los jugadores quieran«, por eso el ministro de Seguridad le dio a Tapia el visto bueno y le dijo que los iban a acompañar. También aclaró que la PFA sería la encargada de ir con la cápsula rodeando al micro y le advirtió que, como era evidente que iba a ir mucha gente, iban a tener un plan alternativo por si la situación se desmadraba.

«Llegó un momento en el que efectivamente desbordó la situación, se empezaron a tirar tipos arriba del colectivo y ya no había policías que pudieran controlarlo. Se empezó a poner complicado y por eso activamos el plan b´ que era ir a Parque Roca, llevarlos a dar una vuelta y después al predio de Ezeiza», explicaron desde la cartera de Seguridad de Nación. Luego, aclararon que en un principio los jugadores «querían ir al Obelisco, pero cambiaron el plan porque vieron tanta gente que se preocuparon». Por ese motivo, también se modificó el recorrido previamente y se dijo que los jugadores iban a llegar hasta la Autopista 25 de Mayo y 9 de julio y desde allí iban a saludar. Así lo informó el propio Tapia en sus redes cerca del mediodía, pero la gente comenzó a moverse en masa del Obelisco a esa ubicación y la autopista quedó desbordada.

Desde el ministerio de Seguridad de CABA explicaron que «poner 19 kilómetros de vallas era imposible», y montar un escenario en el Obelisco para tantas personas también. Por eso, la idea era hacer lo mismo que en Provincia: ir con el anillo de PFA y sumarle el sistema de seguridad de CABA. Sin embargo, las conversaciones con la AFA las mantenía Nación. Cerca de las cuatro de la tarde, el jefe de la PFA llamó a Marcelo D Alessandro, ministro de Seguridad porteño, y le comentó que el traslado terminaría en helicóptero. «La reunión del lunes entre los tres ministros de Seguridad fue perfecta. Ahí acordamos que se iba a hacer cargo primero Nación con PBA y en la Lugones, a la altura de la cancha de River, nosotros. La idea inicial era hacer el rulo al revés, pero eso fue cambiando porque cuando aterrizaron a las tres de la mañana, la AFA pidió modificaciones», resaltaron.

Desde el ministerio de Seguridad de Nación indicaron que no responderán a Tapia y añadieron: «Acompañamos a los jugadores en su deseo, con todo el laburo que significó, pero era imposible seguir con gente que se tiraba de cabeza arriba de ellos. Además, los jugadores estaban cansadísimos porque estuvieron bajo el sol cinco horas. Por eso los sacamos y los llevamos a un lugar seguro». Horas después, el Presidente expresó en sus redes que celebraba «el modo en que el pueblo se volcó a las calles para homenajear a nuestra Selección y al equipo técnico», y que hubo «millones de argentinos y argentinas en las calles, en un diciembre distinto, que quedará para siempre en nuestros corazones». (con información de Página12)

print

Los comentarios están cerrados.