El glifosato es un principio activo herbicida no selectivo que se usa para controlar las malezas que compiten o pueden llegar a competir con los cultivos por recursos como la luz, el agua y los nutrientes.
En la actualidad, el 95% de los lotes que se majan con siembra directa usan glifosato en algún momento del ciclo, sobre todo en el período de barbecho químico o en la pre-siembra. En el caso de los cultivos tolerantes a glifosato, el herbicida puede aplicarse también en post-emergencia.
Glifosato: qué es
Para ser más específicos, el glifosato es una sustancia denominada N-fosfonometilglicina, según la nomenclatura de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (su sigla en inglés es IUPAC). Es el ingrediente activo de varios herbicidas que funciona a través de la inhibición de una enzima, que tiene un rol importante durante el desarrollo y la subsistencia de las plantas. Suele utilizarse en la agricultura y la jardinería.

Aclarada la duda de glifosato qué es, vale la pena explicar que puede ser inyectado en tallos o troncos o aplicarse sobre las hojas. El glifosato en Argentina se utiliza hace muchos años y no es una complicación el hecho de poder conseguirlo. La gran mayoría la usa para poder combatir las malas hierbas.
Cómo usar glifosato en el jardín o terreno de manera correcta
Los especialistas aconsejan que, para que la cosecha sea exitosa, es fundamental tener un buen control de las malezas. Para eso, el glifosato es la herramienta adecuada, pero debe ser utilizado de modo correcto ya que hay que seguir ciertas pautas que, si bien son bastante simples, es necesario tenerlas presentes en todo momento.
Al colocarlo, el glifosato ingresa por la epidermis de las hojas, entra al sistema vascular y luego circula hasta las partes subterráneas de las plantas.
Se aconseja realizar las aplicaciones cuando las plantas están en el proceso activo de crecimiento porque, de este modo, el herbicida podrá circular mejor. Es sumamente importante que el glifosato llegue a los puntos de crecimiento de las plantas para poder eliminarlas.
Para que todo esto se lleve a cabo correctamente, debe evitarse la aplicación enseguida de un pastoreo porque hay que esperar a que las plantas puedan recuperarse. Tampoco debe hacerse en condiciones donde hay mucha sequía.

Uno de los puntos más relevantes es el agua que se va a utilizar, debido a que es el principal vehículo que existe para las aplicaciones de herbicidas, pero debe ser la cantidad adecuada y que cumpla ciertas normas. No debe tener rastros vegetales ni materia orgánica en suspensión, ya que inactiva el producto o disminuye mucho su efectividad.
Además, no deben ser aguas duras porque tienen muchos carbonatos en solución que también puede inactivar un porcentaje del glifosato, con lo que se debería aumentar la dosis.
Lo más recomendable es que se analice el agua a utilizar para saber cuál es la fuente más adecuada en el establecimiento.
Si bien el glifosato es de baja toxicidad, se aconseja que antes de usarlo es importante leer bien la etiqueta, mantener los envases lejos del alcance de los niños y usar equipo de protección adecuado (guantes y mascarillas).
Una vez finalizado, hay que limpiar los equipos de modo correcto luego de las aplicaciones echando el sobrante de enjuague en campos naturales. Lo primero que se debe cuidar es la salud de cada individuo, por eso es muy importante que se tengan todos los cuidados necesarios. Sin una protección adecuada, a medida que transcurre el tiempo puede llegar a ocasionar problemas de salud.