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Por Gabriel Eiriz, (periodista despedido de Télam por canalla Lombardi)

Luego de la deleznable autocrítica del ex secretario de cultura del macrismo, Pablo Avelluto, que hoy confesó sentirse mal por no haber hecho mas para cerrar la Agencia Télam y la Televisión Pública; el desaventurado exfuncionario fue por más y exhibió el odio que lleva dentro y que a todas luces lo consume.

Tan fuertes fueron sus palabras que provocaron un rechazo generalizado en las redes, sobre todo, de periodistas y comunicadores que salieron rápidamente a cruzarlo. Esto obligó a Avelluto a profundizar sus funestas reflexiones sobre la situación de los medios públicos, que emplean a poco más de 3000 trabajadores y trabajadoras. La Agencia de Noticias Télam tiene unos 750 empleados, alrededor de 900 la TV Pública y unos 1400 en Radio Nacional (entre la sede central y todas las estaciones provinciales y municipales). Según explicó Avelluto, «cerrar medios obsoletos, cooptados editorialmente por militantes rentados y financiados por el dinero de todos los argentinos es profundamente democrático».

No obstante, dejó claro que existía la decisión de callar las voces de los medios que dependen del Estado y por ende son de todos los argentinos que pese a que existía la decisión, pero al macrismo no le alcanzó el poder real para poner en marcha semejante aparato de censura.

«En principio, el poder real con el que contó el gobierno no alcanzaba para poder tomar decisiones de esa envergadura. También se requiere de consensos internos que no siempre existían en todos los temas».

«Apagar la maquinaria de propaganda estatal no es clausurar la deliberación pública«, dijo en respuesta a una consulta en tuiter y agregó «el costo de tener Télam y TV Pùblica es mucho y el beneficio nulo».

El exfuncionario hizo gala, además, de su machismo y misoginia. En un tuit donde se refería al cierre de Télam y la TV Pública cargó contra la periodista Laura Mayocchi (TVP), que entrevistaba al funcionario de ENACOM, Gustavo López, al referir un supuesto «sesgo ideológico de la entrevistadora». Mayocchi es una reportera histórica de la TV Pública de probada experiencia y profesionalismo del que cualquier televidente puede dar cuenta. Lo de Avelluto es de un nivel tan retrógrado como su paso por la función pública.

Finalmente, tuvo la delicadeza (ironía) de reconocer que hay trabajdaroe honestos y talentosos y que, siempre según él, no todos son la basura que describió durante la jornada de hoy en una catarata de tuits. «Es cierto que en ambos lugares hay gente honesta y talentosa. Conozco a algunos y merecen todo mi respeto. Pero no creo que eso justifique el valor de ambas sociedades del Estado».

Los conceptos y consideraciones de Pablo Avelluto no hacen mas que dejar en claro lo grande que le quedó el saco de ministro y, claro, también el de secretario de Cultura. Una persona que detenta tanta ignorancia en lo que hace al valor de los medios públicos, ponderados en el mundo y cuidados por los estados más importantes del planeta, no debió jamás ocupar un lugar de gestión, pero la historia contará que un CEO sin talento ni formación alguna llegó a la primera magistratura y rompió el país en menos de 4 años.

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