Frente al aumento de la pobreza que el Observatorio de la Deuda Social de la UCA estimó para este año, el gobierno reiteró que busca reducir este fenómeno con un enfoque «multidimensional» y evitó cuestionar las cifras vertidas por el organismo.
Hace unos días el investigador del Observatorio de la Deuda Social, Eduardo Donza, advirtió que para el 2019 la pobreza se encuentra en «valores cercanos al 35 por ciento», según estimaciones de la institución que había ubicado ese flagelo el año pasado en torno al 33,6%.
En la UCA justificaron que la suba en los alimentos y la caída del poder de compra del salario impactaron de lleno en el fenómeno.
El último dato del INDEC, sobre los últimos seis meses del año anterior, había sido apenas menor: 32%, que de todas formas, revelaba un preocupante incremento.
Empero, el organismo conducido por Jorge Todesca recién informará el índice de pobreza e indigencia del primer semestre de este año el próximo 30 de septiembre, casi un mes antes de las elecciones generales con las que Mauricio Macri intentará su reelección.
Recordemos que el jefe de estado, a mediados de 2016 cuando el recuperado INDEC dio su primera cifra sobre el fenómeno (32,2%), pidió ser evaluado al finalizar su mandato por si podía reducir o no la pobreza. Seguramente llegará a la elección con una cifra superior pero, en los hechos, los números de la segunda parte de 2019 recién estarán disponibles a fines de marzo de 2020.
Lo cierto es que en la conferencia de prensa ofrecida tras la reunión de gabinete de ayer, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, fue consultada por este diario acerca de la última estimación difundida por la UCA y si preocupa que el aumento de la pobreza pueda ser utilizado en campaña electoral considerando las declaraciones del presidente en su primer año de gestión.
«Siempre es un objetivo reducir la pobreza: hemos puesto en valor al INDEC que semestralmente da la medición de pobreza y entonces el objetivo sigue siendo el mismo. También sabemos del trabajo de equipo que llevamos adelante como gobierno, todos involucrados entendiendo a la pobreza también medida multidimensionalmente: así trabajamos educación, salud, desarrollo, con Interior en las obras de hábitat en los barrios, agua y cloacas, y con Transporte con la pavimentación de calles y el transporte público».
La ministra también comentó que frente a la emergencia devenida de la crisis económica, en los últimos meses ha pedido más recursos al ministerio de Hacienda, como complemento de lo anunciado por Macri en marzo sobre el aumento de la AUH utilizando la denominada cláusula social del FMI. Estos últimos aportes, aseguró, están vinculados a los incremento en programas alimentarios: con transferencia de fondos a las provincias que administran tarjetas alimentarias y comedores escolares. La funcionaria, en privado, ha admitido que con la disolución de Lotería Nacional debe buscar unos $1000 millones de ingresos extras en partidas de Hacienda.
En Casa Rosada, con todo, renació el optimismo de cara a los comicios nacionales con la calma del dólar y de las variables macroeconómicas. Consideran que no sería inédito un triunfo electoral surfeando una crisis pero con con variables como la pobreza e inflación por encima de lo previsto y superiores a las registradas durante el kirchnerismo.
En los principales despachos se recuerda el denominado «voto licuadora» que en 1995 le permitió la reelecciòn a Carlos Menem con niveles de desocupaciòn cercanos al 20%. En este caso, aseguran, primaría la necesidad de la continuidad «del cambio» en la mayoría de la población, es decir, un electorado maduro que privilegiaría lo político sobre lo económico.