Para aquellos fanáticos de esta perla literaria bajo la pluma de Gabriel García Márquez, éstos son conceptos que quedaron marcados en lo profundo de la memoria y que seguramente al leerlas volverán por un segundo a sumergirse en las idas y vueltas de un árbol genealógico extenso que transcurre sus vidas en un pueblo que lucha por mantenerse a flote y no quedar en el olvido.

El origen de Macondo parte de una tétrada de posibilidades etimológicas que tratan de dar una explicación lógica al nombre escogido por Márquez. Dasso Saldívar aporta las 4 opciones que dieron origen a esta particular palabra:

La primera opción y la que más fuerza toma es que Macondo se debe al nombre de la Hacienda Nuestra Señora del Espíritu Santo de Aracataca, perteneciente a Manuel Dávila, uno de los hacendados vecinos al pueblo nativo de García Márquez.

Otra vertiente explicativa afirma que Macondo deriva de la variación de plátano en lengua Bantú otorgado por los nativos melano africanos que se extienden desde Camerún hasta Somalia. Macondo proviene de Makonde, plural de Ikonde con el que se reconoce a la banana.

Cuentan diversas fuentes que, en realidad, Macondo es un poblado del municipio de Pivijay, en pleno departamento de Magdalena, al norte de Colombia y dentro de la Región del Caribe por donde pasó sobradas veces Gabriel García Márquez.

La última de las hipótesis se refiere a Macondo como un juego de mesa similar al bingo, con un trompo giratorio con 6 figuras en sus caras, siendo el árbol macondo la figura ganadora del juego.

Muchísimas son las opiniones sobre cien años de soledady todo lo que envuelve la obra escrita en Ciudad de México en 1968, y uno de los baluartes de Gabriel García Márquez que le permitió obtener el Premio Nobel de Literatura, en 1982.

La casa de los Buendía, el laboratorio de José, el cementerio y el cuartel son los lugares más importantes en los que se desenvuelve la historia que posiblemente tiene su raíz en las zonas del Caribe colombiano y en Aracataca, la tierra natal de García Márquez.

El crecimiento de las grandes capitales y el desarrollismo urbano transformaron a Aracataca, un pequeño poblado del departamento de Magdalena, en uno de los poblados que lucha contra el olvido y la migración de los jóvenes que buscan nuevos destinos para estudiar y trabajar.

Aracataca supo ser una ciudad importante tras su fundación en 1885. Creció a base de plantaciones de tabaco a manos de franceses, que luego dio paso a parcelas de trigo, frutas y cacao. Posteriormente llegó el telégrafo y el ferrocarril en 1908 a manos de los ingleses que buscaban conectar las distantes metrópolis que comenzaban a aflorar.

Dos siglos después turistas de todo el mundo se acercan a conocer la Casa Museo de Gabriel García Márquez, La Estatua de Remedios La Bella, La Casa del Telegrafista o La Tumba de Melquíades, como así también cada uno de los rincones por dónde transitó Gabriel García Márquez que sirvieron de musa inspiradora en sus obras. La estación del Ferrocarril es otra joya arquitectónica que permanece de pie desde 1908 cuándo conectaba Aracataca con el Cerro San Antonio. Si pisas las tierras de García Márquez no dejes de probar las comidas típicas locales: Guineo cocido con queso, Mazamorra de Guineo y el encantador pastel de arroz y carne.

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