Tras la cena en la Residencia en Olivos se conoció que el Fondo Monetario Internacional planea instalar una oficina propia en la Ciudad de Buenos Aires para “monitorear” de cerca de qué forma el gobierno lleva a cabo su plan de ajuste.

La información se conoció a partir de la llegada de Christiene Lagarde, directora del FMI, quien anoche cenó con el presidente en la Quinta de Olivos, luego de que varias organizaciones sociales y políticas, así como la CGT, se manifestaron en rechazo a la visita de la francesa. Esta fue la primer reunión oficial luego del acuerdo firmado entre el país y el organismo multilateral de crédito.

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El objetivo de la oficina que podría instalarse en Argentina tendrá la tarea de hacer un seguimiento minucioso de las cuentas de la economía del país, para determinar de esta forma si el acuerdo goza de salud o pende de un hilo frente a la delicada situación social y política interna.

En tanto, septiembre el gobierno enviará el proyecto de presupuesto del 2019 al Congreso, en donde se prevé el gran ajuste que el Ejecutivo ya pactó con las provincias.

El acuerdo y la instalación de una oficina en el país, ponen a Lagarde por sobre las decisiones del propio Macri y la decisión de instalarse en Argentina se dan en el mismo mes en que el FMI debe confirmar o no, la entrega de otra partida, dentro del acuerdo total por 50 mil millones de dólares.

La instalación del organismo configura un condicionamiento peligroso, en donde la mismísima Lagarde se encontrará por sobre cualquier autoridad argentina.

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