El ministro Hernán Lombardi parece estar perdiendo la madre de todas sus batallas: los 357 despidos ilegales en la Agencia Estatal de Noticias.

Sucede que dentro del propio gobierno hay cortocircuitos por la medida intempestiva que impulsó el directorio de Télam, encabezado por el periodista y sostenedor de micrófono de la dictadura, Rodolfo Pousá y su mesa chica que incluye a Ricardo Carpena, de reconocida trayectoria periodística, Pablo Ciarliero (recientemente incorporado para instrumentar el vaciamiento) y la joven Magdalena Cash, puesta a dedo por Lombardi pese a no contar con la más mínima experiencia en medios, ni manejo de empresas. 

Tan brutal fue el desaguisado que hicieron con estas familias y tan burda la modalidad, que despertó la solidaridad de todo el arco de prensa, y de figuras como la diva Mirtha Legrand, quien pese a no haber tocado el tema ella misma, se coló en su mesa y provocó que ella misma tuviera que expresar su apoyo a los despedidos.

Sobre el final del programa, Florencia Arietto, una de las invitadas, recordó los despidos y reclamó al gobierno nacional una solución.

«Yo personalmente también me solidarizo. No he tocado el tema por falta de tiempo, honestamente», reconoció Mirtha al tiempo que señaló que intentó llevar a su mesa al titular de Medios Públicos, Hernán Lombardi, pero que el funcionario no aisistió: «No quiso o no pudo», reveló Legrand.

Lo que probablemente no le informaron a la diva, y que trascendió en los pasillos del Centro Cultural Kirchner -donde Lombardi tiene sus oficinas- es la orden que recibió el titular del Sistema de Medios Públicos sobre no exponerse públicamente. Sus últimas intervenciones fueron tan poco felices que el gobierno de Mauricio Macri decidió guardar al polémico ministro. Lombardi prefiere cuidarse en tiempos de turbulencias y recambios en el Gabinete.

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