Por Horacio Rovelli
Salvando la distancia, los podemos asemejar a la fuga de capitales, el giro de utilidades de las empresas extranjeras que operan en nuestro país a sus casas matrices, el déficit en la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, y la “dolarización” del déficit fiscal, quienes por impericia y maldad manifiesta del gobierno de Cambiemos fueron exacerbados a su paroxismo, sin ponerle límites ni restricción de ningún tipo. Y cuando los bancos, que son los mismos que propiciaron la eliminación de restricciones para ingresar y sacar plata de la Argentina, y lideraron la colocación de títulos de deuda en el exterior: JP Morgan, Merril Lynch, Deustche Bank, HSBC, Morgan Stanley, entre otros, decidieron que era momento de irse, fueron los principales compradores de los dólares del BCRA, que les vendió al tipo de cambio oficial, por ejemplo, el miércoles 25 de abril de 2018 el BCRA vendió U$s 1.472 millones a $ 20,20.- la unidad de la moneda norteamericana, con lo que, dichos bancos hicieron un gran negocio al transformar sus fuertes ganancias en pesos, vía compra de LEBAC (Letras del BCRA que pagaron tasas muy por encima del crecimiento del dólar durante dos años) y de acciones, y pasarse en bandada al dólar, haciéndole estallar la burbuja creada al gobierno de Cambiemos que aceptó y acepta toda sus imposiciones porque es un gran negocio para el capital financiero y ellos van con parte de ese negocio.
En ese marco de corrida cambiaria el gobierno de Macri acuerda con el FMI un durísimo plan de ajuste, fiscal, monetario e inflacionario, con “libertad” cambiaria, muy similar al que le impusieron a Eduardo Duhalde, no bien asumió la Presidencia de la República, el 2 de enero de 2002, cuando el plan de convertibilidad y tipo de cambio fijo de un dólar un peso, había volado por el aire, junto al gobierno de De la Rúa.
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Recordemos de paso que en abril de ese año 2002, el dólar valía en el mercado de Montevideo (uno de nuestros mercados paralelos) 4 –cuatro- pesos argentinos. Y también que la teoría económica nos dice que la devaluación (la brutal devaluación del 50% en lo que va del año 2018) hace descender el poder adquisitivo del salario; por el Teorema de Carlos Díaz Alejandro que dice que en nuestro país, existe una relación inversamente proporcional entre el valor del dólar y el valor del salario, si el dólar sube el salario real se cae. Como más del 70% de lo que se produce va al mercado interno (depende de la capacidad adquisitiva del salario) y se vende al exterior básicamente lo mismo que se consume (consumimos relativamente poca soja, pero la soja reemplaza a otros cultivos y a la cría de animales, incrementando su precio por dejarle menor hectáreas de tierras y no las mejores), con lo que por buscar que los salarios en dólares en la Argentina sean menor que en Brasil (objetivo explicitado por Paolo Rocca de Techin y Cristiano Ratazzi de FIAT) entramos en una recesión que va a ser tan profunda como será la caída del poder adquisitivo de los que trabajamos
Dos traders en el BCRA
En ese marco de corrida cambiaria, el gobierno decide directamente sacar al inútil de Federico Sturzenegger y todos los infradotados de los Directores que lo secundaban en el BCRA (incluido el hijo de Juan Llach, mano derecha de Domingo Cavallo en el Ministerio de Economía de Menem, y el nieto de Tomas Liendo, Ministro de Trabajo de Jorge Rafael Videla), quienes por absorber la cantidad de dinero que el BCRA creaba al ingresar los dólares de la deuda que, a su vez, tomaba el Tesoro de la Nación (en 30 meses unos U$s 85.000 millones), emitían LEBAC – Letras del BCRA, de manera tal que las mismas pasaron de ser $ 296.181 millones el 9 de diciembre de 2015, a $1.276.104 millones. el 19 de junio de 2018, que a su vez, se renuevan mayoritariamente en forma mensual.
En ese marco de corrida cambiaria, se le suma la “bomba” de tiempo de los LEBAC, en que ambos se retroalimentan, esto es, el gobierno para que los tenedores de LEBAC no sigan comprando divisas le concede tasas astronómicas (las más altas del mundo, ni la droga paga esa tasa), el 19 de junio del 47% mensual para 27 días de plazo. O sea que el problema se repite, el 18 de julio 2018, tenemos otros “súper martes”, porque se suman a los $ 242.392 millones renovados por un mes (el 19 de junio), a los $ 266.295 millones de vencimiento de LEBAC de esa fecha (18 de julio de 2018), con lo que totalizan: $ 508.687 millones.
Entonces Macri recurre a su ex compañero del Colegio Cardenal Newman (y vecino del Country club Newman), y primo de su hermano del alma y socio empresarial (Nicolás Caputo, también vecino de dicho country), nombrando Presidente del BCRA a Luis Caputo. Y como Vicepresidente a Gustavo Cañonero, el segundo era jefe del primero en el Deustche Bank, y ambos pergeñaron la acción por la cual el Fondo de Inversión (Financiera) Franklin Templeton, cuyo representante en la Argentina es Gustavo Cañonero como Director de SBS, ante el vencimiento del martes 15 de mayo de 2018 de las LEBAC, aparecieran vendiéndole al Tesoro de la Nación unos U$s 3.000 millones para comprar títulos de deuda en pesos a 3, 6 y 8 años.
Obviamente tenemos todas las razones para suponer que el Fondo Franklin Templeton, y el Black Rock y otros que ingresaron dólares (se supone que por encima de los $ 25.-) y que compraron BOTES (Bonos del Tesoro de la Nación) por $ 73.249 millones (unos U$S 3.000 millones) a una tasa en pesos del 20% anual pero a 3 – tres- años (vencimiento 2021), a 6 –seis- años (2023) y a 8 –ocho-.-años (2026), fueron de los que compraron dólares a $ 20,20 al cretino de Sturzenegger, unos días antes.
De otra forma no se explica la jugada de esos avezados traders, de vender dólares y comprar títulos en pesos. Como si podemos explicarnos el freno y hasta la baja del precio del dólar (por debajo de los $ 28 en tipo de cambio comprador) de estos días, pero es un fenómeno temporal (de un par de meses a lo sumo), como es todo el gobierno de Macri. Y decimos que es temporal porque por un lado el BCRA, en acuerdo con el FMI, creó un mecanismo que consiste en:
Primero: El BCRA le compra LEBAC (Letras del BCRA) a los bancos, mediante emisión de pesos.
Segundo: Con esos pesos, los bancos compran LETES 2020 (Letras del Tesoro que vencen en el año 2020) que emite el Tesoro de la Nación que son en pesos pero se ajustan por valor dólar.
Tercero: Los bancos compran LETES porque a su vez el BCRA le impuso que no pueden tener más del 5% de su RPC (Responsabilidad Patrimonial Computable) en divisas (hasta ahora era del 10%), pero si son LETES pueden llegar hasta el 30% de su patrimonio.
Cuarto: Con los pesos de esa colocación de LETES, el Gobierno cancelaría la deuda por Letras Intransferibles (FONDEA que eran títulos de deuda intransferibles del Tesoro de la Nación que colocó en la época de Los Kirchner en el BCRA para pagar deuda externa), lo que contrae la Base Monetaria.
Quinto y último paso, los Bancos a los que le subieron el encaje o efectivo mínimo que es la parte de los depósitos que captan y que deben dejar en el BCRA, pueden constituir los encajes en BOTES 2020, con lo que se pasa a remunerar los encajes
Sumado a ello la presión sobre los exportadores de granos de restablecer las retenciones (derechos de exportación) y/o frenar el proceso de reducción del 0,5% mensual de las retenciones a la soja, lo que los hace comprometerse a liquidar exportaciones por unos U$s 400 millones por semana, con lo que aparece la punta vendedora de dólares en el mercado de cambio local, además de los U$s 15.000 millones ingresados del FMI, de los cuales subastaran diariamente hasta U$s 100 millones para controlar el valor del dólar y hasta la mitad de esa suma, U$s 7.500 millones.
Pero la realidad no es tan sencilla ni tan lineal, en el acuerdo firmado con el FMI, el gobierno se ha comprometido a una flotación limpia del tipo de cambio. Tras el primer desembolso del orden de los u$s15.000 millones del 20 de junio, hay planeados desembolsos trimestrales del orden de los U$s3.000 millones cada tres meses hasta junio de 2021, siempre y cuando se cumplan las férreas condiciones, entre ellas, que no se dispare la inflación.
Si se mantiene controlado el tipo de cambio, se controla la inflación por lo que nos dice el Teorema de Díaz Alejandro, pero existe un factor en la Argentina que es su clase dominante cuyo objetivo es sacar dólares del país (Fuga de Capitales), por lo que independientemente de los vencimientos de capital y de intereses de la acrecentada deuda externa del macrismo, se debe contemplar y muy principalmente la demanda de dólares del 1% de la población Argentina que tiene afuera activos financieros (así se llama la cuenta: Activos Financieros de residentes argentinos en el exterior) el equivalente a nuestro producto bruto interno (Unos U$s 500.000 millones) y que en la gestión de Macri, desde el 1 de enero de 2016 al 31 de mayo de 2018 compraron dólares y sacaron del país (la cuenta de se llama FAE- Formación de activos externos del sector privado no financiero) por U$s 45.700 millones, según nos informa el balance Cambiario del BCRA.
Conclusión
El gobierno de Cambiemos nunca tuvo un plan ni un programa a seguir, ofreció pingues negocios de diversas índoles, dolarizó los principales precios (combustible, gas, electricidad, etc.) confiados en que iban a ingresar divisas, llamaban “lluvia de inversiones·” y lo único que ingresó fue deuda por el déficit fiscal que ellos también dolarizaron al financiarlo con deuda externa.
Ahora vuelven, en su pensamiento mágico a creer en la buena voluntad de financistas (que ya se llevaron unos U$s 13.000 millones en lo que va de este año 2018) y sobre todo en los sectores más ricos del país (al que ellos pertenecen) que no se van a pasar a dólares y sacarlo de la Argentina, cuando en su gestión fue lo que más hicieron
Y no es por inocencia, sino que están convencidos que deben vivir como los ricos de este planeta y el pueblo argentino como si fueran las colonias africanas. Ni Mitre, ni Sarmiento se habían animado a tanto, es hora que las cosas se pongan en su lugar, el paro masivo del lunes 25 de junio de 2018 empieza a demostrar que ya no se les cree, y muchos, pero muchos de los que los votaron también perdieron la paciencia, los jinetes del apocalipsis cabalgan pero destruyen todo a su paso.
- Economista especializado en temas fiscales y monetarios. Profesor de Política Económica en la Universidad de Buenos Aires. Ex Director de Políticas Macroeconómicas del Ministerio de Economía. Miembro de EPA (Economía Política para la Argentina).