Desempleo
Se complica el escenario para los trabajadores

Los datos provienen de los registros administrativos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y las cajas previsionales de un conjunto de estados provinciales y municipales no integradas al sistema nacional, los cuales dan cuenta también que en lo que va del año se perdieron 52.600 empleos registrados.

Se incluyen en estas cifras a los trabajadores con acceso a los beneficios contributivos provistos por el sistema de la seguridad social, con la población ocupada al mes de febrero de 2018, la que se encuentra declarada en los distintos registros administrativos que integran el sistema de seguridad social.

Además se considera a trabajadores independientes inscriptos en los regímenes de autónomos, monotributo y monotributo social y, finalmente, se incluyen los trabajadores de casas particulares. Se trata de la estimación más completa y exhaustiva del total de los trabajadores registrados en la Argentina.

En la industria, el empleo registrado alcanzó en febrero su nivel más bajo en siete años. El proceso de destrucción de puestos de trabajo por goteo en las actividades manufactureras iniciado con el recambio presidencial retrotrajo los niveles de ocupación sectorial hasta aquellos observados a mediados de 2010.

Las cifras evidencian que en el segundo mes del año existieron 16.800 puestos industriales menos que en el mismo período del año pasado y una reducción de 2.400 empleos frente a enero. El proceso de apertura comercial y el deterioro en el poder adquisitivo explican la destrucción acumulada de 68.940 posiciones en las actividades fabriles desde diciembre de 2015.

«La destrucción de empleo industrial es consecuencia del proceso de apertura y la decisión política de no proteger esos empleos. Utilizar a la apertura para disciplinar y planchar la inflación, al menos hasta la devaluación de diciembre, ofrece como contracara la caída en el empleo de la industria. Los puestos que se crean para compensar tienen salarios mucho más bajos», consideró el economista Ariel Lieutier del Instituto de Trabajo y Economía (ITE).

En la balanza del empleo privado, los datos muestran que la construcción logró recuperar el terreno perdido con la paralización de la obra pública y la recesión pero los niveles de ocupación sectoriales están en línea con los observados a finales de 2015. La construcción llegó a registrar la destrucción de 50.000 empleos en julio de 2016, el equivalente al 10,9 por ciento del total de los puestos registrados del sector. La reactivación le permitió recuperar los niveles de empleo y en febrero pasado se registraron 3.500 posiciones más que al momento del recambio presidencial. Las cifras en el segundo mes de 2018 marcaron una mejora de 1.400 puestos contra enero y un incremento de 38.200 posiciones frente al mismo período del año pasado.

«No estamos frente a un resultado indeseado sino frente al funcionamiento normal del modelo propuesto por Cambiemos. Este es un proceso de precarización por goteo donde los sectores que más aumentan son los monotributistas, cuentapropistas y trabajadores no registrados», denunció Lieutier del ITE.

Cuando además de los asalariados del sector privado se contemplan el resto de las categorías ocupacionales registradas, se observa la creación de 216.300 empleos, pero, más de la mitad de los nuevos trabajadores a lo largo del último año se incorporaron a puestos inestables y de bajos ingresos como monotributistas, cuentapropistas, casas particulares y monotributistas sociales.

print