Se trata de C.I.T.A. (Cooperativa Industrial Textil Argentina) una textil ubicada en la ciudad de La Plata. Una empresa recuperada gracias al aporte de las indemnizaciones de los 600 trabajadores que, en el plazo de tres años, pagaron la fábrica y se convirtieron en los dueños absolutos, fundando la misma el 29 de noviembre de 1952.
Con una masa societaria de 1000 trabajadores, que se perfeccionaron en el uso de las tecnologías de producción, llegaron a una producción mensual de más de un millón de metros de tela, y lograron tener 16 anexos de venta minorista en Argentina y tres plantas de producción en La Plata y en CABA.
La cooperativa supo ubicarse a la vanguardia en el mercado textil argentino, pero también rompió las fronteras del país y se convirtió en una de las más importantes fábricas textiles de Latinoamérica.
Los trabajadores destacaron que «el concepto más importante para trabajadores de C.I.T.A. es el de “familia”, ya que los puestos de trabajo se heredan de madre/padre a hija/hijo; pero también es una escuela de oficios, tres generaciones han pasado por sus instalaciones y siempre con la necesidad de heredar los conocimientos y seguir siendo los dueños de la cooperativa».
Este año, la Cooperativa se constituye de 30 socios, de los cuales diez son trabajadores activos. Un día de trabajo con la caldera prendida le demanda a la cooperativa 6.000 pesos en el servicio de gas natural, un día de trabajo de los telares 4000 mil pesos en el servicio de luz, sin contar el servicio de agua (la fábrica supera los 3000 mts cuadrados cubiertos).
«La evidente desprotección de la industria nacional por parte de las políticas neoliberales del gobierno de Mauricio Macri llevó a la cooperativa a parar su producción en el último mes de mayo. El aumento de los insumos industriales (precio dólar) y los tarifazos de los servicios llevaron a la Cooperativa a no ser competitiva, frente al gigante chino y sus negocio textil Argentina», expresaron.
«A mediados del mes de marzo se acerco un grupo de cineastas platenses a la Cooperativa, lo cual se pudo registrar la última producción. Al llegar el mes de mayo llego la parálisis de la fábrica. Los trabajadores idearon hacer un video mostrando parte del último proceso, donde cuentan en primera persona los problemas que llevaron a dejar de producir y una solución para reactivar la fábrica acudiendo a la sociedad argentina a que difunda el mensaje», contaron.
«El objetivo de este audiovisual, que nació dentro de las instalaciones de C.I.T.A., es resaltar la resistencia y el espíritu de lucha de un sector de la clase trabajadora argentina por seguir funcionando cooperativamente frente a grandes obstáculos como la devaluación monetaria, la importación indiscriminada y otras políticas de desprotección por parte del Estado que llevan a la producción industrial nacional a una precariedad laboral y un futuro incierto de las fuentes de trabajo», concluyeron.