Es parte de la política económica del gobierno para abaratar el precio de los electrodomésticos, pero en franco detrimento de la producción nacional y el trabajo argentino.
Las Pymes industriales viene bregando por políticas pro-activas que fomenten la producción en el país y generen empleo genuino, pero desde la visión del gobierno las cosas van por otro carril. Claramente el sector productivo no está en la agenda del equipo económico que busca resolver el ingreso de divisas solo a través de las exportaciones agropecuarias y minería -se acaba de llagar a un acuerdo con China para la explotación de esta actividad- y los pequeños y medianos empresarios quedan nuevamente relegados y abandonados a su suerte.
Ahora, con la ola importadora el mercado busca ofrecer productos a menor precio para incentivar el consumo, pero le pega de lleno a los verdaderos dadores de empleo que son los industriales nacionales, algo que claramente al macrismo le importa poco y nada.
Donde más espacio perdió la oferta doméstica fue en lavavajillas -retrocedió 28%- y afeitadoras, con un 12%.
«Se espera que tras la fuerte caída de 2016 -el consumo interno retrocedió 19%- las ventas se reactiven en el año en curso como consecuencia de la recuperación del salario, pero nuevamente las importaciones crecerían más que la oferta nacional», indicó el estudio.
En ese marco, el presidente de APYME Nacional, Eduardo Fernández explicó que «la importación indiscriminada viene afectando fuertemente a los empresarios que confiaron y apostaron al país. Tenemos un 40% de la capacidad instalada parada y esto se debe a la caída del poder adquisitivo de los asalariados, los despidos y cierres de fábricas. También es relevante considerar a la entrada de productos importados a valores imposibles para los industriales argentinos. Los costos de producción del sudeste asiático son un problema para las empreas locales que tienen que afrontar los desmedidos tarifazos en los servicios, una tremenda presión fiscal, altos costos laborales y la compra de insumos a valores muy superiores que en el exterior. En este camino no va a quedar una sola Pyme en pie», se quejó el dirigente cordobés.
«El gobierno nos propone una transformación productiva, esto es lisa y llanamente pasar de ser empresas que producen y dan trabajo a simples galpones donde amontonar productos importados. Están obligando a los empresarios industriales a dejar miles de familias en la calle para convertirse en importadores» se quejó Fernández en diálogo con este portal.
Particularmente en el caso de los electrodomésticos la caída alcanzó el 19%, siendo la línea blanca la más afectada con una retracción de 21,5% anual.
El sector de electrodomésticos se caracteriza por tener una demanda abastecida principalmente por productos de origen nacional.
El levantamiento de las restricciones comerciales y el tipo de cambio fueron los factores clave
En la mayoría de los casos, los bienes argentinos concentran cerca de 95% del mercado interno, con excepción de pequeños electrodomésticos donde dicha relación se reduce a 35 por ciento.
No obstante, el levantamiento de las restricciones comerciales y la apreciación del tipo de cambio real hacia fines de 2016, permitieron una mayor oferta a precios más bajos de bienes provenientes del exterior.
De esta forma, a pesar que el mercado interno se redujo en 2016, las importaciones ganaron espacio y concentraron más cuota de mercado.
En línea blanca, la pérdida de la participación de la producción doméstica fue de 3,1 puntos porcentuales del mercado, mientras que en pequeños electrodomésticos fue de 2,9 puntos y en gas sólo de 0,6 puntos.
El regreso parcial del Programa Precios Transparentes, sumado a la prórroga del Plan Ahora 12 y Ahora 18, son elementos que mejorarían el acceso a la compra de electrodomésticos. Asimismo, la vigencia de créditos personales en la banca pública con tasas de interés subsidiadas y con hasta 50 cuotas fijas para la adquisición de artefactos para el hogar, entre otros rubros, también contribuirían a apuntalar la demanda del sector.
«No obstante, existen dos factores que juegan a favor del consumo y en contra de la producción local: la apreciación cambiaria y la flexibilización del ingreso de productos importados. Ambos factores ponen en riesgo la producción nacional por la pérdida de competitividad cambiaria y la reducción de la protección con la que contaban hasta fines de 2015», concluyó Ecolatina.