Por Gabriel Eiriz – @gabrieleiriz

Ciertamente los funcionarios de este gobierno son difíciles de comprender, a la hora de reconocer sus errores se meten en encerronas que producen mucho fastidio a quienes los escucha. 

Es el folclore del «pato criollo», a cada paso, una macana -por no caer en groserías- a la hora de explicar los motivos que llevaron a decisiones fallidas las explicaciones son, como mínimo, una tomada de pelo a la sociedad.

Marchas y contramarchas, pruebas y errores, mentiras deliberadas y ahora se autodefinen como «ansiosos». Es el caso del jefe de Gabinete de ministros, Marquitos Peña, quien en el marco de una entrevista televisiva dijo que «los errores que cometimos fueron por ansiedad y no de mala fe». El tema de mala fe o no mala fe, lo dejamos para algunas lineas más adelante.

Según consideró Peña, «los argentinos están con una enorme esperaza», y pronosticó que «el año próximo la Argentina va a crecer». Son bravos y recurrentes, pero por sobre todo mentirosos. El años que viene no se presenta como una «gran año» como lo definió el hombre que más escucha el presidente. Seguramente habrá un leve repunte en la actividad, que está por el piso y es previsible que haya un efecto rebote que permita repuntar un poco.

«Los errores que cometimos fueron por ansiedad, como la designación de jueces de la Corte Suprema por decreto al principio de la gestión, no de mala fe», enfatizó Peña.

En tanto, manifestó que «ha sido un año duro porque venimos de diez años de descalabro económico», y resaltó que «todo» lo que el gobierno implementó en su gestión fue «para promover el empleo y reactivar la economía».

Como si a un año de gestión, se les pudiera permitir seguir con el latiguillo de la «pesada herencia», en lugar de recalcular y buscar alternativas que derramen un poco a la clase trabajadora, el gobierno insiste en seguir dejando de lado a quenes han tenido menos suerte en la vida y profundiza políticas que solo contienen a los sectores más ricos del país.

«Asumimos con default, deuda por todos lados, sin reservas. Encontramos un país desvastado», señaló Peña. El tema no es defender o denostar al gobierno anterior, porque esa gestión ya terminó, para bien o para mal. Ahora es tiempo que las actuales autoridades den cuenta por sus propios actos, sus políticas y por sobre todo, el rumbo de la economía y el impacto en la sociedad, que dicho sea de paso, si los que se fueron dejaron un descalabro, los que llegaron lo multiplicaron varias veces.

Cuando Macri llegó al poder, la Argentina estaba en funcionamiento, con serias dificultades en varios frentes, pero en funcionamiento. La tasa de desempleo era de las más bajas registradas en años, la pobreza había disminuido, la inflación se venía retrayendo y el comercio y las pymes podía afrontar los costos y hasta ganar algo de dinero. Ahora la situación es totalmente inversa.

Sin embargo, Peña, quien ha manifestado más que ningún otro ministro que todo es culpa de la «pesada herencia», dijo sin ponerse colorado que «lo que no hicieron fue dedicar el primer año a hablar mal del gobierno anterior», y afirmó: «Hemos sido muy claros con el punto de partida. Elegimos un camino gradual para bajar el déficit fiscal y lo estamos haciendo». Lo cierto es que fue justamente eso en que emplearon gran parte de su tiempo, casualmente, tiempo que no dedicaron a gestionar, y mucho menos a cumplir con las promesas que los llevaron al poder y que buena parte del electorado compró como promesa de un futuro mejor.

«En general hemos sostenido casi toda la agenda de la campaña que planteamos. Los argentinos saben que las dificultades vienen por el desastre que nos dejo el gobierno anterior», apuntó.

«Venimos de un país fragmentado y partido por la mentira. Este ha sido un excelente año en términos de valores y un país que busca salir adelante», sentenció como preludio para un 2017 no tiene nada bueno que ofrecer a los argentinos.

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1 Comentario

  1. Recontra banco la nota pero «menos suerte en la vida» es prima de la propuesta de la meritocracia, ojo no es azar, es falta de políticas distribuidas y de inclusión

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