En Washington, varios centenares de manifestantes se reunieron frente a la Casa Blanca para realizar una vigilia en una fría tarde, criticando lo que calificaron como racismo de Trump, sexismo y xenofobia, portando carteles en los que se leía «Tenemos una voz» y «Educación para todos».
Uno de los organizadores, Ben Wikler -director en Washington del grupo MoveOn.org-, dijo a los participantes que otros grupos se reunían en cientos de comunidades del país, compartiendo sus preocupaciones.
«La gente tiene razones para sentir miedo», afirmó. «Estamos aquí porque en estos oscuros momentos no estamos solos», agregó, recibiendo la respuesta a coro de la multitud «¡No estamos solos!».
Las protestas alcanzaron varias ciudades, con miles de personas en Chicago, Filadelfia, Portland (Oregon), Seattle y otras.
En Nueva York, los manifestantes se reunieron en Union Square con carteles en los que se leía «Love Trump Hate» (Ama, Trump Odia) y «Trump Grabbed America by the Pussy!» (Trump tomó a EEUU por la vulva) dirigiéndose luego hacia el edificio Trump Tower.
En California, estudiantes de secundaria y universitarios realizaron manifestaciones en los campus y no asistieron a clases.
En Los Angeles, centenares de adolescentes se reunieron frente al City Hall (municipalidad) cantando «¡Not my president!» (No es mi presidente).
En Oregon, los manifestantes bloquearon el tránsito en el centro de Portland, obstaculizando dos pasos a nivel ferroviarios.
En Pensilvania, centenares de estudiantes universitarios marcharon por las calles, llamando a la unidad.
Las manifestaciones sucedieron a las protestas iniciadas durante la noche del martes durante el escrutinio de votos, en las cuales al menos una persona resultó seriamente herida en Oakland, California, donde los manifestantes rompieron vitrinas de comercios e incendiaron basura.
Gaff, que portaba «orgullosa» una bandera del Kurdistán, explicó que forma parte de la organización Estudiantes contra el Fascismo, que convocó la marcha por las calles de Austin junto con el grupo estudiantil Estudiantes con Palestina.
La manifestación, que arrancó poco después del mediodía en la zona universitaria de la capital de Texas, empezó con unos 300 estudiantes, a los que se sumaron más de 600 durante el recorrido por las avenidas más conocidas de la ciudad.
«Donald Trump es un demagogo, un mentiroso y, además, no está cualificado para ser presidente de los Estados Unidos», lamentó Jackson Kirkman, estudiante de Relaciones Internacionales de la UT.
«Cualquiera que haya leído alguno de sus libros puede darse cuenta de que su nivel de conocimiento es similar a cualquier estudiante de cuarto nivel (de Primaria)», zanjó Kirkman, citado por la agencia de noticias EFE.
Varios de los manifestantes portaban pancartas con lemas contra Trump y contra la política de Estados Unidos en Medio Oriente, así como banderas mexicanas, de países árabes o con el arco iris.
Entre los conductores que esperaban para retomar su camino había simpatizantes de Trump que insultaron a los manifestantes, mientras que otros, contrarios al nuevo presidente, se sumaron a la manifestación e, incluso, algunos lo hicieron llorando de tristeza al paso de la manifestación.
• Tras el triunfo de Trump, preocupación en la comunidad musulmana
En un café Starbucks en Dearborn, Michigan, Mona Musid, 25 años, estaba pegada a la pantalla de su computadora mirando un video del discurso triunfal del presidente electo Donald Trump en YouTube.
En este suburbio de Detroit, donde vive una de las poblaciones más grandes de musulmanes y árabes de Estados Unidos, Musid trataba de darle sentido, como muchos en su comunidad, al inesperado triunfo republicano.
«Quiero saber qué tiene para decir y hacia dónde va a ir», dijo mientras escuchaba fragmentos del discurso, buscando señales sobre su ahora incierto futuro.
Musid explicó que en su familia extendida, de ascendencia yemení pero con raíces estadounidenses desde 1940, muchos están conmocionados y preocupados.
«No entienden lo que va a pasar. Vinieron aquí en busca de oportunidades. Temen que él nos las quite», explicó.
El origen de sus preocupaciones proviene de la retórica de campaña de Trump, que incluyó llamados a prohibir el ingreso de inmigrantes musulmanes a Estados Unidos, seguidos por promesas de «escrutinio extremo» de aquéllos originarios de países afectados por el terrorismo.
Los estadounidenses musulmanes se preguntan ahora, en todo el país, lo que una presidencia Trump podría significar, explica Hazem Bata, líder de la Sociedad Islámica de Estados Unidos, un grupo que defiende los intereses de la comunidad.
«Lo que escucho es una mezcla de miedo y preocupación», dijo Bata.
«Mucha gente se siente vulnerable. Muchos musulmanes que están aquí, si bien lo están legalmente, no son necesariamente ciudadanos estadounidenses. Están preocupados. Y algunos, directamente, tienen miedo».
Trump mostró un tono conciliador en su discurso tras su victoria.
«Seré el presidente de todos los estadounidenses», anunció. «De todas las razas, religiones, historias y creencias.»
Pero esas palabras sonaron huecas para tres hermanas en The Lava Lounge, un popular lugar para almorzar en Dearborn donde escuchaban las noticias de la televisión.
Quinta generación de estadounidenses, las tres hermanas son de origen libanés. Alyse, una de ellas, que no quería dar su nombre completo, opinó que la elección de Trump expuso «cuánto odio hay en nuestro país».
«El daño es irreversible», sentenció.
«Siento que vendrán tiempos difíciles», agregó su hermana Nadeen Hider, de 24 años. «En una noche, se barrieron 60 años de evolución».
La victoria de Trump fue fuente de confusión al igual que de miedo.
En la Academia Juvenil Musulmana de Dearborn, una escuela primaria y secundaria, a la mañana los niños se hacían preguntas unos a otros y a sus padres.
«¿Cómo pudieron elegir a Trump sobre Hillary Clinton? Ella está mucho más calificada.», preguntó un joven a un grupo de compañeros y adultos, que no ofrecieron respuesta.
«Cuatro años de vacío», exclamó una joven al entrar en la escuela con sus padres.
Para algunos, las consecuencias de la victoria de Trump fueron directas e inmediatas.
Hiba Nasser, de 19 años, estudiante de segundo año en la Universidad Estatal Wayne de Detroit, dijo que el miércoles por la mañana tenía miedo de salir de su casa.
Nasser lleva un shador, el tradicional velo que cubre la cabeza, y estaba preocupada de que la victoria de Trump envalentonaría a los que podrían tomarla como blanco. De hecho aseguró que ya soporta el acoso ocasional.
«La gente me dice que soy una terrorista, que mi presencia en este país es un error, que debo irme», dijo Nasser.
Sin embargo, también hubo una contra-narrativa entre los musulmanes estadounidenses en Dearborn, muchos de los cuales viven en Estados Unidos desde hace décadas y están menos preocupados por cuestiones de inmigración.
A menudo sin querer ser identificados por su nombre, varios dijeron a la AFP que estaban contentos con la victoria de Trump, porque no confiaban en Clinton.
Mientras compraba el desayuno en la panadería de New Yasmeen, Hassan Elhassani, 33 años, dijo que Trump era el mal menor de dos malas opciones.
«No me preocupa la retórica (de Trump)», dijo Elhassani, quien emigró de Líbano hace 17 años y es ciudadano estadounidense. «Si uno es ciudadano, él no puede cambiar nada».